Microtextos a concurso en el Premio Especial 2009
Mark, divisaba toda la ciudad, el tiempo se había detenido ante él, la garganta seca, las manos temblorosas, se agarraban con fuerza a los barrotes de la terraza. Una lágrima muy sentida, recorría su mejilla, nada podía tener sentido para continuar, todo lo creía perdido, extrañaba tiempos en lo que todo era más tranquilo.
-.Otro día ganado-, se decía para si mismo-
Las arrugas de su piel, eran dueñas de su tiempo y de todo lo que había presenciado en estos setenta años.
Alguien se acerca por detrás.
-.Mark, ¿aún sigues pensando en lo mismo?, ¿ no crees que es momento de admitir tu necesidad de estar en paz?
-.Es cierto Ángels, llevas razón, se que hago esto todos los días y no encuentro respuesta.
Ella, al igual que él, también tenía las manos manchadas por el paso del tiempo, pero su corazón, aún seguía joven, latía como el primer día.
-.Mark, cielo, no te pares a cuestionar lo que se te ha dado en todos tus años, has aprovechado cada segundo de tu libertad, para ayudarte y ayudar a quién te lo permitió.
Mark, esbozó una pequeña sonrisa, cómplice de aquellas palabras y sabiendo el poco tiempo que le quedaba para volver.
-.Ángels, jamás olvidaré cuanto amor llevas, no
-.No hay tiempo para dejar de amar y tu sabes que valoro lo que has luchado, al igual que yo se, el sacrificio que supone llegar hasta aquí cada día, para mi también lo es Mark.
-.Quiero quedarme!gritó el anciano con suavidad en su oido.
Angels, comenzaba a alejarse, el tiempo pactado de aquel encuentro tocaba a su fin.
De pronto, el silencio y la oscuridad, invadía su entorno. Mark , empezó a ser consciente de algo nuevo, los estímulos que antes eran lejanos se hacían familiaresabrió los ojos y lo primero en divisar fue sus manos, pero no estaban arrugadas, no había señales de todo eso.
Miró a su alrededor, allí estaban esos ojos azules libres.
-Bienvenido, Frank, sabía que había entrado en tu pequeño mundo, aquel que te hacía mantenerte con vida y a que pesar de todo, me ha permitido estar más cerca de ti. Has estado en coma cuatro años, pero se que interiormente, tu tiempo comenzó a querer vivir y sentir sin moverse de esta cama. Ahora eres tu quien elige tu propio destino, porque a pesar de todo, tu mochila aún no esta llena.
Isaac Martínez Garzón
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