Microtextos a concurso en el Premio Especial 2009
Abro la puerta para ir deprisa a la asociación de mujeres de mi barrio, ahora que ¡por fin!, Mario, mi marido, se ha decidido a salir tras pasarse como cada día,horas y más horas delante del televisor, sobre todo desde que se jubiló hace dos años.
He meditado mucho esta delicada decisión que voy a llevar a cabo, pero, sinceramente ahora o nunca,¡ya no aguanto más vivir así! Todo comenzó el otro día, cuando salía del supermercado, mientras esperaba….No, mejor dicho, ese no es realmente el principio, el principio de mi historia y el por qué de mi decisión, se remonta a treinta años atrás, cuando un día cualquiera de primavera, Mario y yo nos casábamos. Ambos procedíamos de familias normales, de gente obrera, pero yo había tenido que superar muchos obstáculos
para poder casarme con Mario, porque mi padre, decía que ni él ni su familia eran gente como éramos los demás, que eran distintos en sus maneras de pensar y de actuar, y que a mí me haría una infeliz. Me empeciné como a veces solía hacer y así me salió. Desde el primer día, aquel chico callado que yo había elegido como marido, dejó a un lado aquel silencio suyo y pasó a “decir”,si yo le comentaba que ¿por qué no vamos a la playa ?, él simplemente decía que no le gustaba nada de nada la playa. Esa“petición” fue solo el principio de una “larga negación “ solía yo definir sus constantes negativas, ¡jamás! Me dijo aquello de “sí, donde tu quieras”, nunca en nuestra vida en común, tuvo un detalle para mí, en ninguna ocasión. La verdad es que tampoco me escatimó el sueldo, siempre lo entregaba tras quedarse con una parte para sus gastos, y malos tratos tampoco hubo en nuestra relación, pero nada más. El otro día, al salir del supermercado, me encontré con una amiga. No la reconocía de lo bien que estaba, se había divorciado y ahora tenía hasta un novio más joven. La decisión está tomada, al abrir la puerta, llegan mis dos nietos, al ver sus miradas llenas de paz y felicidad, veo lo que yo tengo mejor que nada en el mundo, su felicidad y la de mis hijas, no les daré mas problemas, mañana será otro día, todo irá mejor.
Venecia Kerr
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