Amor de cuento de hadas. Por Marisol Oviaño

Miles de mujeres vibramos ayer con el beso de Iker Casillas a Sara Carbonero.
Como en los cuentos de hadas, el héroe había vencido al dragón y ofrendaba su triunfo a la princesa.

Todas hemos soñado alguna vez con un amor así.
Algunas, incluso, lo hemos vivido.
El beso de nuestro capitán me devolvió a la piel el recuerdo de besos del pasado. Besos que viven latentes en la memoria, aguardando el momento de aflorar, para recordarnos cuánto amamos y cuánto nos amaron, para hacernos suspirar.

Pero, si la memoria guarda los besos, el corazón recuerda en cada latido las cicatrices que dejaron los amores de cuento de hadas; la sabiduría que sedimentó tras cada batalla guía ahora los pasos, y los ojos sonríen con la escéptica mirada de quien ha sobrevivido y está dispuesto a seguir haciéndolo. Sin inocencia.

Aunque yo ya no crea en el amor, aplaudo que quienes todavía no han paseado entre sus ruinas humeantes, se amen contra viento y marea. La juventud es para amar sin medida, la vejez para sonreír recordando los excesos amorosos. Hay que usar el amor hasta que se rompa, como decía la canción.
Disfrutadlo mientras dure, chicos.
Siempre os quedará un beso inmortal que recordar.


Marisol Oviaño
proscritosblog.com

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