Carpetas para un instante.
Todo está ahí, frente a mí, pero por algún motivo no puedo evitar referenciarlo, trasladar lo que simplemente es o está siendo (a través de lo que yo soy y siento) a un posible soporte que permita la permanencia y la divulgación, el recuerdo enmarcado en literatura, pintura, fotografía, imagen, movimientos sinfónicos del alma desquiciada, carpeta de archivos que un día puedes abrir para no se sabe muy bien qué: arte, melancolía, vapores metafísicos que se escurren en las movedizas arenas del tiempo perdido, de los instantes huyendo al galope frente a tu mirada atónita de cazador de mariposas mil veces burlado.
Todo está ahí, y no se te ocurre otra cosa que acordarte del palo y la red, del álbum de fotos, de la carpeta de archivos. Ahí están frente a ti la torre coronada por las dos cigüeñas, la luna tramposa asomándose a la tarde clara, los buitres a lo lejos perforando el cielo con un ojo de muerte y otro de vida, la paloma quieta en el borde del tejado, de alguna manera obligándote a sacar factor común, plumas, pensamiento, torpes intentos de fijar color y forma destruyendo una vez más la pureza del momento, su esencia inaprensible.
Máximo González Granados