Como siempre al despertar. Por Inés Borrego

Como siempre al despertar.

  Como siempre al despertar, lo primero que hago es levantar la persiana y me quedo unos minutos contemplando esas casas de campo, con sus ventanas llenas de macetas, cada una de su color, a alguna le salen unos capullitos que con el tiempo irán floreciendo hasta conseguir parecerse a un altar.

  Hace frio y de las chimeneas sale humo de fuego recién encendido, que desprenden olor de hogar. Alguien ya ha tendido las sabanas adornando la pared de un blanco reluciente. Al lado un pajarito picotea tranquilamente en las huertas y un peluche blanco, como una bola de nieve comienza a ladrarle para llamar su atención.

  Una señora se asoma a la puerta, mira la temperatura que hace antes de sacar a su querido lorito. Entra en casa y enseguida saca la jaula y se escucha el parloteo incansable de un lorito contento. Lo coloca en la pared, bien arriba y mueve la jaula para asegurarse que está bien sujeta. Cerca de ella unos gatos miran como una vez más no podrán alcanzar a su apreciado enemigo.

  Los manzanos ya han echado flor, están tan cubiertos como si una sabana se hubiera desprendido de la ventana posándose sobre ellos y dejando un apacible manto blanco dando destellos de sol.

  Un escalofrío me hace estremecer, muy pensativa me pongo la bata de casa y antes de desayunar me dirijo al escritorio, abro el cuaderno y empiezo a escribir: como siempre al despertar…..

Inés Borrego

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