Culpable del frío crimen. Por Fernando Guerrero

Su cuerpo rígido se desvanecía lentamente por el borde de mis huesos, mis manos trepidantes culpables de crimen recogen su sombra y la ocultan en la oscuridad, suplico perdón a la luna, atestigua del delito, empuño mi abrigo y mi ser carece de indolencia, sus gritos se unen a mis pasos, se hacen más agudos y atormentan mi existencia, alargo mis huellas y la culpa retuerce mi mente, la veo a ella lejana al canto de la carretera quien aguarda mi presencia para despedazar carne, su umbría se acerca lentamente entretanto yo imploro su clemencia, ella toma mis tarsos y los desgarra mientras los gritos perennes rompen el silencio de la fría noche, entre las suplicas y el dolor miro al cielo, allí la luna sonríe sin indulgencia y cega mis ojos, la sangre brota por cada una de mis cavidades, el sudor quema mis huesos y la culpa cesa pausadamente.
Mi cuerpo rígido se desvanece lentamente por el borde de su alma, mis manos temblorosas culpables de crimen oscilan mientras ella esconde mi sombra en terrible oscuridad, la luna distante mengua y calla el delito.

 Fernando Guerrero

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