Descalza. Por Mercedes Martín Alfaya

Descalza

 

Descalza

Ayer, estuve hablando con una amiga; una de esas personas con las que sientes que todo está bien, que puedes ser tú misma, que te comprende y te acepta, además de que, aunque nos veamos poco, siempre está ahí, como la luna. Le comentaba que, a veces, la gente hace cosas que me duelen: algo así como si me reventaran el dedo meñique del pie izquierdo cuando menos lo espero. Y que, con la vida de ajetreo que llevamos, pues ni siquiera me da tiempo a calibrar el daño. Y me digo: ¡Uy, cómo me ha dolido esto…, ya miraré la herida luego! Y me voy a regar las flores de mi terraza a ver si pasa. Pero no. Y lo peor es que cuando te dan punzadas en el pie, las plantas no se riegan con el mismo ánimo. Me siento en una silla y miro: «¡Joder!, si me han dejado el metatarsiano hecho puré». Me voy al botiquín y me aplico una cura de urgencia. Pero vamos, que me quedo coja para, por lo menos, una semana (o más).
Y le digo a mi amiga, que yo no culpo a nadie del daño que me causan, que la única culpable soy yo por andar sin zapatos donde no debo. Y añado: «mañana mismo me compro unas botas con puntera de hierro». Y ella se ríe de mis ejemplos y me dice que soy muy rica. Y yo la miro y pienso: “qué bien, que de vez en cuando, una pueda andar descalza sin temor a que te espachurren el pie”.

 

 

Texto: Mercedes Martín Alfaya
Blog de la autora.

3 comentarios:

  1. Que bonito Merce, al menos con algunas personas se puede andar descalzo de pies y de corazón.
    Esas cosas son las que merecen la pena:)
    Besos

  2. Muchas gracias. Qué sorpresa… ;))
    Tú lo has dicho, poder andar descalza con algunas personas es lo más bonito de este mundo ¿verdad?
    Besos descalzos para ti (por ser un hada).

  3. Vaya! No podia dormir y es un problema pues me levanto a las 6. Precisamente el dolor del dedo no me dejaba dormir. Y me preguntaba qué tratamiento curativo necesito para ante cinismo, hipocresia y mentira maliciosa uno sea capaz de con una sonrisa, curar la herida? No lo consigo y además me calzo la botas con punta metalica y de frente remato. Con lo cual mi herida que no se cura, se infecta. Ahora necesito un tratamiento especial, pero no me importa. Lamentablemente, el acto no es una curación sino una forma de prevenir que se repitan los danios; ojo por ojo…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *