«Hoy tengo ganas de ti.
Y no es la letra robada de una canción,
ni siquiera una proposición indecente.
Es un sentimiento frágil,
inocente,
que me nace de repente
y que me deja a morir.»
Hoy perdí mi sombra. Le pareció verte a lo lejos y, por buscarte, salió de mi cuerpo como sombra que lleva el diablo. Obviamente no eras tú, si se hubiera dignado a preguntarme se lo habría dicho y se habría ahorrado un buen disgusto, te lo aseguro, porque no creo que pusiera más empeño ella que yo en reconocerte entre la gente. Quedó la pobre tan desconsolada que se tiró al suelo, y permaneció así, inmóvil, oscura y diluida como la mancha de maquillaje en los ojos llorosos de una mujer. Le daba lo mismo morir pisoteada por zapatos inundados de prisas y despecho, ultrajada por orines de can, abofeteada por papeles que jamás contienen versos. Menos mal que llegué a tiempo de rescatarla. Pero ya no es la misma… Aunque no la culpo, yo tampoco. Ahora deambula tras de mí como sombra en pena. A veces, incluso, debo aminorar el paso para no perderla de nuevo. Los días en que está más animada, se asoma con la esperanza de descubrirte de nuevo a mi lado. Yo le digo que no con la cabeza, y en su rostro veo nacer una punzada de rencor. Sé que me culpa de haberte dejado marchar. Pero es que yo no sé cómo explicarle que el amor es así, que, a veces, aun pudiéndolo dar todo, nada puedes ofrecer. Ya ves, ni siquiera la maltrecha compañía de una sombra decente. Hoy llueve.
Pandora/Esteruca