El día en que conocí a Bowie. Por Anna Genovés

Buenos días, amigos y colaboradores de Canal Literatura. Siempre fui una fan de Bowie, y, al enterarme de su fallecimiento, le hice un pequeño homenaje que ahora comparto con vosotros. Os deseo una semana magnífica. Abrazos para todos.

Bowie

El día en que conocí a Bowie

Cuando llegaba del colegio hacía los deberes lo más rápido posible para bajar a casa de mi prima. En casa vivía en un baúl pretérito donde las risas no existían y las modernidades eran trasparentes. Ella, por el contrario, gozaba de todos los caprichos del mundo. Se reunía con su pandilla y fumaban, bebían, se abrazaban, escuchaban música…

El día más especial de mi juventud fue la tarde que escuché por primera vez Ziggy Stardust.Oí la melodiosa voz de DB y me senté en el sofá. No di ni las buenas tardes. En concreto sonaba la canción Soul love y, literalmente, me enamoré. Fue amor a primera vista. Recuperada del shock tomé el LP y miré la figura del Duque blanco; no tenía ni idea de quién cantaba con ese timbre tan envolvente enmarcado por acordes rock/pop de lo más in. La portada me impresionó y Bowie, también.

Pasaron varios años hasta que pude recopilar parte de su vida y coleccionar sus discos. Descubrí que era un londinense bebedor, bisexual, drogata, fumador, rebelde, vividor… un sinfín de laureles poco recomendables para puritanos y muy apetecibles para todo aquel que desee experimentar. Con todo, la vara que ceñía mi cuerpo era un junco: moldeable para arrebujar mi organismo y fuerte para no dejarme escapar. Así que, ya que carecía de esa libertad anhelada, decoré mi habitación con todos mis ídolos.

En el póster central de mi santuario estaba DB durante el concierto del Murrayfield Stadium de Edimburgo (1983). Siempre fui muy bailona, y, cuando tuve ocasión, me subí al carro de la movida valenciana. Bailé hasta la extenuación las canciones de mi divo. Primero, en casa. Después, en diferentes discotecas… Chocolate, Barraca, Spook Factory, Distrito 10, Un Sur, Triplex…

Demasiados años vividos,

demasiadas sonrisas olvidadas,

demasiados recuerdos en el aire,

demasiadas ilusiones perdidas,

demasiadas novelas escritas,

demasiados poemas echados al mar,

demasiadas mentiras,

demasiada verdad.

Bowie era todo lo que se ha dicho y más, mucho más: un héroe con iris bicolor que venía de las estrellas y que antes de bautizarse como outsider vio a una chica china con un perro de diamantes y decidió convertirse en un joven americano que te invitaba a bailar para que Sakamoto no se enamorara de él por Navidad ni Catherine Denevue lo ansiara dentro y fuera del laberinto antes que la realidad del nuevo día trasmutara en estrella negra. Bowie se ha ido, pero su legado nunca perecerá.

Voy a despedirlo tal como lo conocí esa tarde en la que el mi alma se enamoró de su voz penetrante y su personalidad camaleónica.Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Bowie

Hasta siempre, genio.

©Anna Genovés
Blog de la autora

11/01/2016

David Bowie – Soul love (amor del alma – subtitulada)

anna

Valenciana de nacimiento y ecuménica de pensamiento. Tengo alma de poeta y mi corazón está tuerto. Funambulista de la vida, mis ojos ha visto innumerables historias y mis dedos han tecleado todo tipo de cuentos... Tantos como años tiene Caronte. Soy disléxica y disgráfica como John Irving, Roberto Bolaño, Wendy Wasserstein o Scott Fitzgerald... Y, millones de personas, a las que les cuesta aprender idiomas o confunden, por ejemplo, "niño" con "nicho". Pese a ello, tuve la suerte de ir a la universidad y licenciarme en Historia Antigua y Arqueología/Prehistoria. Colaboro en distintos medios digitales. Escribo cuando me inspiro y soy bloquera a ratos. He publicado dos novelas: Tinta amarga y Bovary 21. Habrá más: os lo aseguro. Van rulando por los cajones y me piden salir a la luz.

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