Me gusta pasear por el centro histórico alejándome por sus calles en un sano ejercicio al que no puedo renunciar, y el día que no lo puedo callejear siento haber perdido algo de mi tiempo, al igual que la ocasión de nuevos descubrimientos, pues a pesar de haber transitado cientos de veces por ellas, siempre queda algo entre líneas con seguridad desconocido. Y más en una ciudad en ebullición como es Valencia, tanto en cuanto, que la ocasión para disfrutar de sus novedades se repite con frecuencia; lo que sin duda representa otro añadido al interés por gozar tanto de sus plazas como de sus calles.
Tal es el caso en la muestra de la obra escultórica de Rodin, que ya una semana en la plaza pública y una vez desaparecido el nublado de los últimos días, la luminosidad de la mañana era como una ventana abierta en la que por su vano, la ocasión de lograr el mejor encuadre junto al bello entorno que le acompaña, significaba el momento esperado para la visita.
Sabía del fruto de las manos de Auguste Rodin, un parisino decimonónico que bautizó a una de sus estatuas de fundido bronce con el nombre de “el pensador” y que gracias a su perfección, ha alcanzado su obra un gran prestigio universal, siendo muchos los lugares interesados en exponerla al disfrute en su mirada por los paseantes, por lo que de plaza en plaza, y de ciudad en ciudad, como un incansable trotamundos, exponen su cuerpo desnudo a los ojos del mundo.
¿Qué estará pensando a quien se le conoce como “el pensador” haciendo honor a su nombre? Es lo que me he preguntado después de unas cuantas fotos con el fondo de sus eclécticos edificios desde el centro de la plaza, donde en principal lugar y entre otras figuras igual de bronce y del mismo autor, destaca en lo alto.
Y después de un rato observando su recia musculatura, con sus brazos apoyados sobre una de sus rodillas y su boca incrustada en los nudillos de una mano entre bíceps hercúleos y unas sombras que esconden unos ojos que no miran, porque se presumen que la tarea de su mente es sólo la de pensar, la única respuesta a mi pregunta acerca de cuales son la dudas que corren por su cabeza, fue que al pertenecer su cuerpo broncíneo a un ser falto de vida es imposible que piense.
Luego todo en él es un engaño. Hasta que entendí el mensaje dirigido a quienes le observamos: la necesidad de poner en marcha nuestras mentes y cada vez más obligados a su ejercicio; porque de no hacerlo y a merced de quienes laboran por nosotros, sometidos como estamos a los avances tecnológicos que no dudan en mostrarnos con descaro, utilizados en manipulación permanente gracias a la destreza sibilina de asiduos comentaristas adictos al poder, y dueño éste de unas herramientas que para si las hubieran querido los más tiranos inquisidores, lo más seguro es que nuestro futuro sea el de convertirnos en estatuas errantes dispuestas a que nos lleven por donde les plazca, creando una plaza pública enorme hacia lo infinito en la que no habrá ni un solo pedestal en el que auparnos.
Julio Cob Tortajada
Colaborador de esta Web en la sección «Mi Bloc de notas»
https://elblocdejota.blogspot.com
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