El viaje más extraordinario
Hace miles… miles de años comenzó el viaje más extraordinario de la especie humana.
Partieron de África. Descendían de antepasados conquistadores, de los que conquistaron bajar del árbol, de los que conquistaron caminar erectos, de los que conquistaron tomar en sus manos el mágico fuego que provenía del cielo. Sumaron al alimento vegetal la carne y la médula de los huesos. Sus cerebros más pensantes, abstractos, inventaron códigos para comunicarse a través de sus lenguas inciertas. Siempre juntos; gregarios, nómades. Marcaron las huellas de sus incansables pies en la lava y ceniza aún calientes de volcanes eternos.
El sol ecuatorial se desplomaba recto. El Sol y la evolución les regalaron una negra piel para resistir las agobiantes jornadas. Y se multiplicaron, inquietos, curiosos, exploradores. Un instante, un momento, y una tribu decidió seguir su viaje, caminar… caminar… caminar…Cruzaron valles, subieron colinas, navegaron mares en cáscaras de nueces. Atravesaron selvas, desiertos, ríos. Sus brújulas eran los murmullos de la tierra y las mágicas figuras de las estrellas que traviesas juegan en la oscuridad del cosmos. Emocionados, religiosos, místicos, vieron cruzar bolas de fuego en el cielo y esconderse la luna por la sombra rojiza del planeta provocada por el sol.
Y sus hijos y los hijos de sus hijos descubrieron el hielo, las cavernas, la infinitud de las pampas. Sus pieles y sus ojos mutaron de color para resistir la atmósfera helada, ser más claros los defendía de los peligros de los nuevos hábitats. Sabia naturaleza, sus familias se dispersaron como abanicos tornasolados; agradeciendo a sus dioses, maravillados, pedían protección. Misterio, riesgo, extraordinario, magnífico viaje. Luego de miles de años, cada rincón de este planeta azul fue superpoblado por inteligencia y amores. Las etnias se entrecruzaron. Conocieron el poder de la medicina en las hierbas, luego en laboratorios. La energía, blanca, negra, oro, trágica, luminosa, explosiva, desató las guerras.
Durante la milenaria travesía enterraron a sus muertos, crearon música, poemas, arquitectura, industria, ciencia. Soñaron… y alcanzaron la Luna. También aplicaron la intemperancia, la segregación, la discriminación. Retroceso, conquista de la ignorancia.
Aún sigue el misterioso viaje, quizás sea la última etapa, está llegando el fin en la veloz Nave Tierra, sumergida entre el polvo de estrellas de la Vía Láctea, sumergida con otros mil millones de galaxias en el sonido primigenio por las orillas del tiempo.
Ana María Manceda
Blog de la autora
Pinceladas sobre una larga historia trascendiendo lo cotidiano para alcanzar una mayor perspectiva.
Aunque no sepamos el final ha sido un placer viajar este rato contigo Ana 😉
Lo leí sin respirar. Bonita cronología la tuya. Y la nuestra… Saludos.