«Nuestra ignorancia, la de cada uno, es del tamaño de las vidas de los demás.»
Hay viajes que tú no decides, para los que hay un solo tren, un único asiento, un trayecto solitario en el que otros viajeros no tienen cabida. Si acaso, recibes el aliento de otras personas que deambulan por los andenes de algunas estaciones.
Ese tren dejará entrever, entre las cortinillas, la velocidad vertiginosa a la que te desplazas y, mientras el paisaje avanza por la ventana, irás rememorando otros viajes similares, otras andaduras, otros destinos por los que tampoco quisiste pasar y te dejaron profundas huellas en el corazón, en el alma y en la piel. Recuerdos dolorosos que has hecho prisioneros de la memoria sin acceso al pensamiento consciente pero que, cuando intentan acechar el presente de nuevo, duelen.
Ahí está ese tren esperándome, sin carteles, sin números, sin revisor, sin maquinista pero con fecha de salida ineludible. Está programado y sabe bien dónde va aunque yo lo ignore.
Y tengo que subir.
No sé si allí dónde me lleva hay billete de vuelta. Sí sé que aunque regrese, nada volverá a ser igual que ayer y que traeré nuevas heridas y nuevas decepciones.Y sólo saber eso, duele.
Tengo que despedirme una vez más de lo cotidiano, ocupar mi asiento y aceptar el traqueteo. Agarrarme fuerte a esos instantes dulces que siempre guardamos con nitidez para acariciar la memoria cuando el viaje no resulta placentero y pensar que, al final del trayecto, al menos por esos momentos, todo recobrará un sentido.
Hay quien dice: ¡Esa es la vida¡
Será.
En la mano tengo el billete.
Brujapiruja
Un excelente relato que nos enfrenta a la soledad. Siempre la soledad.
PASSAM OS CARROS
Passam os carros e facem tremer a casa
A casa en que estou só.
As coisas há muito já foram vividas:
Há no ar espaços extintos
A forma gravada em vazio
Das voces e dos gestos que outrora aqui estavam.
E as minhas maôs nâo podem prender nada.
Sophia de Mello.
Es un simil precioso para comunicar el peregrinaje por este extraño camino que llamamos Vida… Yo recuerdo una estación muy especial… paré y conocí amigos maravillosos que ahora comparten traqueteo conmigo… «Canal-Literatura» se llamaba esa acertada parada 😉
Besos de asiento compartido, Brujita…
Brujita, que razón tienes, yo estoy cansada de esos trenes, presiento que aún nos quedan unos cuantos que coger y muchas veces sabiendo que la estación donde bajaremos será fatal para nosotras.
Un beso fuerte
Bonito poema 81, aunque no domine la lengua comprendo el sentido. Pero no es de la soledad como añoranza de los otros de lo que habla el relato. Sino de la soledad impuesta para algunos viajes vitales en los que ,aunque quisieran, nadie puede acompañarte. Lo mismo que ningún amigo puede quitarte un gramo de dolor aunque estuviera dispuesto a cargar con él.
Hay cosas que no pueden repartirse ni pagar a escote. A eso me refiero.
Gracias por este hermoso comentario.
Brujapiruja
Que bonito Mar, y que hermosos mensajes recibo de tu pluma. Es cierto que la vida es un viaje solitario, pero si algo ayuda mucho, aunque no se pueda repartir la vivencia ni el dolor, es saber que hay quien desde su corazón te envía energía positiva.
Besos linda
Coscobil, siempre hay una estación final ( a menos que me cuentes algún secreteo que desconozco), en realidad todo lo que nos pasa nos va preparando para llegar a ella. Pero presiento que antes de esa parada tendremos muchos amaneceres que fotografiar en nuestro paraiso. Así que engrasa tu cámara que yo pongo los cafés.
Besos
«No sé si allí dónde me lleva hay billete de vuelta. Sí sé que aunque regrese, nada volverá a ser igual que ayer y que traeré nuevas heridas y nuevas decepciones.Y sólo saber eso, duele.» Brujapiruja, son palabras con mucha fuerza y muy tristes. Pensar así es autodefensa de la protagonista, intentar mentalizarse para sufrir menos después, pero como precio se paga sufrir de antemano, quizá gratuitamente.
Me ha llegado muy adentro.
Besicos.
No comprendí el carácter del viaje, de ahí mi portugués poema. Espero que haya sido, si no agradable, al menos, de feliz regreso.
Un abrazo.
Querida Lola, la vida es una carrera de obstaculos para la que es necesario prepararse. El entrenamiento es rutinario, a veces nos lesionamos, a veces duele… pero lo importante es llegar al final de la carrera y pasar la linea de meta. No es tan triste como crees, la realidad individual no es siempre grata, y a todos nos llegan este u otro tipo de viajes que no elegimos hacer, se nos entrega el billete y punto y no se puede reclamar.
La mejor autodefensa es comprenderlo y, en la medida de lo posible, aceptarlo si puede ser poniendo algún lacito y algunas lucecitas de colores que lo hagan más transitable. La clave es viajar con dignidad,
Por más que quieran vendernos el mundo feliz, no existe. Sólo podemos hacerlo tan feliz como nuestro entrenamiento mental nos permita.
Un fortíssimo abrazo querida amiga.
José María el regreso será feliz, si o si porque, como digo a Lola, tengo un buen entrenamiento. Al fin y al cabo, las cicatrices, las decepciones y todos los surcos no son más que huellas de que has vivído o amado intensamente. Igual ocurre con los instantes dulces y lo importante es que todos juntos, al final, den un balance positivo. Esa es la cuenta.
Besos