Abrió la ventana de sus reflexiones y alcanzó a ver que afuera se deslizaba tímida y cansina-mente su tristeza. Reconoció su terciopelo, plagado de motitas de polvo azul. Lo vio con esa mirada que era el reflejo de su mirada y escuchó el murmullo de su voz suave, a ritmo de blues. Estiró su brazo para que se le subiera. Ahí está con él, envuelta como bufanda. Le rodeó también con su aroma: otoño tardecino. Y así, sentados, meciéndose en el vaivén de los re-cuerdos se fundieron sin importar cuándo ni cuánto se tolerarían.
José Antonio García Pérez
México
Me gusta y me identifico con el texto.