De repente se ha puesto a llover, como tú dijiste que lo haría ¿ recuerdas?.
Mientras veía caer las gotas, mientras las veía mojar mi cristal no he podido menos
que recordarte. Mis ojos se ha perdido entre las nubes buscando…¿ quien sabe?. Y
allí, entre aquellas grises nubes estaba nuestro bar. Nuestro bar, las dos copas, tu
inseparable cigarro, tus manos dando forma a aquellas pajaritas con las que dabas
vida a las servilletas, mis preguntas, tus respuestas, nuestros miedos…
He recordado cuando me dijiste que para ti la lluvia siempre era una señal de
esperanza, de ánimo, de aliento. Me contaste que le lluvia siempre viene para
limpiar. Que cuando la veías caer pensabas que esas gotas, sin duda, venían a
llevarse algo de tu vida, de tus días. Algo que te preocupaba, que te incomodaba,
algo que te impedía sonreír. Con esa tímida sonrisa tan tuya. Que te encantaba
mojarte con la lluvia, que para ti era algo así como purificarte…Que renacías. Por
eso nunca usabas paraguas.
Me contagiaste esa afición tuya a la lluvia, hiciste que me enamorara de ella, como
de otras tantas cosas que aprendí a ver a través de tus ojos. A día de hoy sigo
enamorada de la lluvia, sigo disfrutando con su tacto.
¿Y tú?. La ultima vez que te vi, ambos estábamos en un bar. Te vi entre aquel mar de
caras al fondo del local pero mientras yo me acercaba a ti , tú te dirigías a la
salida, dispuesto sin duda a irte. Te alcance en la puerta , un hola, un beso, unas
preguntas rápidas…Apenas me dirigiste unas animosas frases que contradecían lo
oscuro que vi en tus ojos. Fuera llovía, y así te lo indique brindándote un guiño
cómplice. Tu asentiste, musitaste una disculpa y saliste a la calle…Abriendo un
enorme paraguas.
Amigo mío…no he vuelto a saber de ti. Pero hoy la lluvia me ha traído tu recuerdo.
Y me he encontrado deseando que en este instante estés en la calle, mojándote.
Limpiándote, purificándote. ¿ Cuando dejaste de amar la lluvia?
Amanecer
Es precioso.
Precioso 🙂