La sonrisa
Si se fijan hay muy pocas sonrisas sin truco; Sí. Sin truco. Y si las hay, son las que proceden de personas que no tienen nada que esconder porque su sonrisa es cercana y sincera. Clases de sonrisas hay, como todo en esta vida, muchas y muy diversas.
En tal caso, pongamos que alguien te sonríe porque va buscando algo o tiene mucho interés en conseguirlo. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo o en el comienzo de un flirteo. En ambos casos, la persona interesada mueve los músculos de la cara para gesticular la sonrisa porque sabe que es la mejor arma, primero para relajar y segundo para causar una impresión positiva e ir preparando la atmósfera con su interlocutor.
Pero ¿qué sucede si la sonrisa no sale de manera natural, bien porque no la tenemos suficientemente entrenada, porque realmente no es el trabajo de nuestra vida o porque nuestros intereses hacia la chica de la fiesta no pasan de ser un pasajero ligue más ?. Pasa que las sonrisas esta vez sí llevan truco.
Desde hace unos días, Raquel tiene la impresión tras una toma de contacto inicial con sus alumnos, que le va a encantar trabajar con cuatro de los niños de tres a cinco años que le han asignado en el Programa FIRST READINGS que organiza la Concejalía de su ciudad para el comienzo del año académico. Después de mantener también un par de entrevistas informales con sus padres, se ha percatado de que aunque sean niños con una especial problemática, son niños que le sonríen. Y eso ya es para ella la mejor señal de su magia.
USUE MENDAZA