A grandes zancadas sobre las olas el hombre se alejó de sus perseguidores. Desde la orilla, frustrados, le miraron perderse en el horizonte salobre del mar. Mesando sus barbas lamentaban a gritos haber dejado escapar, sin castigo, a quien proclamara impertérrito su destino mesiánico, su ilimitada capacidad de convocar el milagro.
Francisco-Javier Castaño
Una buena parte de la Historia de los hombres resumida en cuatro líneas. Muy bueno, de verdad.
Un abrazo.