Metamorfosis.
Probablemente nunca exististe: sí, definitivamente fui yo. Aquel desdoblamiento de mí en su vertiente más positiva. Lancé palabras al aire, me devolvían las paredes aquello que terminaba con mi dialéctica interna. De mente con entrada pero sin salida, me transformé en vía de doble sentido. Al principio el tráfico me confundía, y aprendí a cobrar peaje. Esperanza: sí. Porque todo aquello me lo dije yo, al gritar esas palabras al viento que no rebotaron nunca más en estas cuatro paredes, que me devolvían aquello que verdaderamente era. Me quedé con el espectro invisible, confié en sus palabras etéreas, acepté su oferta de respirar tranquilo: se deshizo del espíritu envenenado que me poseía.
Lara Morgenröthe