Otoño. Las hojas del árbol caen a mis pies.
Me ha dejado Antonio.
La brisa del temprano crepúsculo atraviesa mi alma.
Sé que es el fin.
Desde siempre, el sepia fue nuestro color.
No sé por qué todavía te añoro.
Cada vez anochece más temprano.
Cierro las ventanas para que la noche no me haga más daño.
Otoño. Hoy me pregunto a qué sabe la nostalgia.
Han llamado al teléfono y pensé que eras tú.
La gente ya no llena las calles a última hora de la tarde.
Hoy me ha llamado a gritos tu silencio.
Qué lejos quedan los cines a los que acudíamos los sábados.
La cadena musical no me ha reconocido el último CD que me regalaste.
Hoy he tenido que sacar el paraguas a la calle.
Las nubes también lloran amores perdidos.
Otoño. He recorrido de nuevo nuestro parque.
He subido las escaleras que llevaban a nuestro mágico enclave.
Me he sentado bajo nuestro árbol y he contemplado el mar.
He coincidido de nuevo con la pareja de novios que encontrábamos todas las tardes de domingo.
He sonreído al verles hacerse carantoñas y mimos.
Sin querer, he mirado hacia donde siempre te sentabas.
Esta mañana, el calendario me ha dicho que comenzaba el otoño.
Tú y yo comenzamos un otoño de hace años.
Hoy, me pregunto a qué huele la nostalgia.
© ISIDRO R. AYESTARAN, 2007
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