¿Qué haces, niña? Por Esther Tenza

¿Qué haces, niña?

¿No lo ves?, recojo el agua –dijo ella convencida.

Pero no puedes –inquirió la abuela.

¿Por qué? –contestó la niña desconcertada.

¿Qué haces niña?

Porque el agua fluye, no puedes meter todo el mar en un recipiente…

Pero ¿por qué? –contestó la niña.

Porque no te pertenece… –le dijo la abuela insistente

Ya, pero yo la quiero. Yo la necesito.

¿Estás segura? –repitió la abuela desde el lugar sin nombre.

No, lo cierto  es que cuando veo el agua la deseo,  a veces me siento bien,  a veces no, pero la quiero… no puedo vivir sin ella –la niña comenzaba a introducirse en sus pensamientos.

La abuela se echó a reír… Pues claro, pero eso no significa que la necesites toda, te bastará con tener lo mejor que pueda ofrecerte…

Pero ¿entonces, qué haré?…

Entonces seguirás viva, respiraras, caminarás, bailarás y una vez más te acostumbrarás… –dijo la abuela risueña.

 

cascada

No es justo, abuelita. Esta vez lo hice bien

Pues claro hija, claro, por fin lo has hecho bien, pero ¿acaso pensabas que ello no te haría sufrir? ¿Pensabas que bastaba amar para no sufrir?

Pues sí –balbuceó la niña.

Pues te equivocaste. Es el precio que pagamos por estar vivas…

La niña quedó sumida en sus pensamientos.

 

La abuela la seguía amando como se ama a la flor más bella del jardín.

Si al menos todo fuera igual…

Entonces, mi niña, no aprenderías…

 

Pensamos que basta con amar para que el Universo sea como deseamos, pero ni cuando amamos podemos atrapar todo lo que sentimos. El amor es tan libre como hermoso y doloroso.

 

Esther Tenza

Maria ESther Tenza Pérez

Desde niña tengo una peculiar manera de Mirar la vida, sólo deseo en cada letra, mostrártelo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *