Proteger los caracoles que atraviesan la calle despacito.
Vaciar los armarios antes de ordenarlos.
Desprenderse de las piedras que rompen los bolsillos.
Mirar las nubes desde abajo.
Abrir los días de lluvia con la misma llave que los de sol.
Guardar las mejores sonrisas en el sitio del corazón.
Fregar los platos con delantal de raso.
Buscar tesoros bajo la almohada.
Vestir los lunes de domingo.
Triturar los malos pensamientos.
Desprenderse de las flores de plástico.
No pinchar los globos de colores.
Regalar abrazos.
Y, guardar pétalos de rosa entre las páginas de un libro.
Deshacerse de los relojes que te roban el tiempo.
Abrir las latas de la imaginación con las manos limpias.
Mojar el lápiz de escribir poemas en el mar.
No vestirse de negro los días que toca navegar
Despertar el tiempo que se duerme entre las manos.
Saludar a las torres con campana (y a las que se quedaron sin voz)
Robar sonrisas al espejo.
Ponerle ruedas a los recuerdos que pesan demasiado.
Sujetar con suavidad el hilo de las cometas.
Regar las plantas de los pies con agua de lluvia.
Perfumar la almohada de los sueños.
Limpiar las heridas con salivilla.
Revolver en el baúl de las sonrisas para elegir las mejores.
Coser los agujeros por donde se escape la alegría.
Tirar al pozo la bandeja de promesas caducadas.
Coleccionar suspiros que le gusten a tu corazón.
Fabricar caminitos de mermelada para las hormigas.
Hacer nudos con las mariposas que no quieran separarse.
Colgar cascabeles en las cortinas del horizonte.
Ventilar los armarios de la memoria.
Tender el sol en las ventanas.
Desenredar la madeja de los sueños.
Depilarte los malos pensamientos.
Seguir el rastro de las gotas de lluvia en los cristales.
Arrojar al pozo las piedras que rompen los bolsillos.
Guardar besos en las cajas de bombones.
Regalar cajitas de música con bailarina.
Barrer las sombras.
Recortar las esquinas de las calles sin salida.
Planchar las velas de los barcos para que el viento no se esconda en las arrugas.
Mojar los días nublados en el café.
Cepillar las alfombras de la duda.
Mercedes Martín Alfaya
(www.tallerliterario.net)