Querido amigo.
Déjame contarte que hoy regreso mi padre,
tras una angustiosa desaparición de varios días.
La enfermedad de mi padre, mantenía a mi madre ocupada
limpiando los descuidos que ella creía intencionados,
además de alimentarlo y darle sus medicinas.
Al siguiente DIA de una discusión, por manías de él,
adquiridas a lo largo de los años,
mi padre desapareció,
llevando solo consigo la macilenta y carcamal ropa de enfermo.
Detrás de un enorme y antiguo trastero azul de lamina,
que dividía la diminuta cocina de la recamara,
atiborrado de vajillas de múltiples materiales y
muñequitas con vestidos de encaje de colores,
sollozaba mi madre, llantos de rabia, preocupación y hastío,
Los fantasmas de la casa, con tácito desconcierto,
pasmados por la trágica situación,
miraban a mi madre sin poder brindarle una palabra de consuelo,
En la antigua casa de mi niñez,
por las destartaladas puertas de madera
con olores de tiempos pasados,
se colaban los días grises, sin rastros de existencia,
Los perros adoptados ladraban a su espectro,
sin perturbar el sosiego que reinaba en el momento,
las horas aburridas deambulaban en silencio,
esperando que algún estridente acontecimiento pasara,
para romper ese tedio,
Así se vivieron varios larguísimos días,
al final de estos, mi madre ya mas repuesta
pero aun ensimismada,
asimilaba la situación he intentaba pensar con claridad,
Mas sus traicioneros sentimientos se agolpaban en su pecho,
expulsando gemidos que de nuevo terminaban,
en llantos desconsolados.
La calurosa tarde de hoy,
mientras todos trajinábamos con sigilo,
a llegado mi hermana con sus ruidosos doscientos hijos y
su perro volador de piel obscura y cabello de resorte,
lo mejor,
Es que trajo a mi padre con ella,
lo ha encontrado, sentado en una desgastada banca
del inolvidable parque central,
chacoteando con un grupo de veteranos de vida,
Que intentando hablar se les caían las dentaduras,
recordando domingos pasados, que igual se juntaban
Para ver pasar partiendo plaza y concediendo sonrisas
a las damas, con sus currita faldas
zapatos de tacón y media obscura,
Hoy a regresado mi padre, pero será fugaz su regreso,
a entrado a casa con gran estruendo,
Con su saco satinado de fondo blanco con figurillas obscuras,
Señido al delgadísimo cuerpo,
Debajo trae una camisa fiucha con las mismas figurillas del saco,
Unos pantalones turquesa de corte moderno y finos acabados en terciopelo negro,
Con su escaso cabello embadurnado con brillantina,
Y en la mano su vetusto sombrero de casanova
Con actitud conquistadora y sonrisa de adolescente
le a traído flores a mi madre,
Su enfermedad se ha extinguido, se mueve liviano y libre,
sus estrepitosas y alegres risotadas
se escuchan en todo el vecindario,
contando anécdotas cada vez mas divertidas,
mi felicidad es tal,
que me arranca una tímida carcajadilla
en mi tardío sueño.
Bernarda Enriquez