Este viento feroz que se cuela por los agujeros de los ladrillos pronuncia mi nombre. Es madre, llamándome. Dice mi nombre, con sus dos oes sonoras y seguidas. Su reclamo me atribula y me transborda por el aire, entre las paredes mordidas por el derrumbe. Caigo en la cuenta de que hace demasiado que no la veo. ¿Dónde habrá estado todo este tiempo? ¿Dónde se habrá metido? No me extrañaría que padre la hubiera hecho desparecer en pro de alguno de sus planes cromos. No, matado no, desaparecer. En la cocina se apolvan, huérfanos de ella, los lebrillos y las calderas de la antigua matanza; el viento los quiere suyos. Es esta misma boca iracunda que arranca los geranios, la que empuja hilos de furia por las rendijas y tremola la llama de los candiles como un aviso.
—Madre hace diez años que está muerta.
Manuel de Mágina
Blog del auotr
Precioso texto con olor a tierra mojada.
Maravilloso texto que el viento no podrá barrer, con un léxico rico y adecuado al cuadro que dibujas. Nos «transbordas» efectivamente a Rulfo.
Besos, Manuel.
Gracias Dies, Elena; aunque no coincida demasiado con vuestra opinión. Como emulación de Rulfo, el texto deja mucho que desear. Rulfo nunca hubiera utilizado la palabra ladrillos ni lebrillos, ni se le ocurriría echar mano de una fórmula lingüística tan manida como «Caigo en la cuenta». Lo de transbordo, solo si estuviera muy, muy borracho.
Lo importante es que es un bonito homenaje a Rulfo y, eso, es de agradecer.
Bueno, Manuel, tú conoces alguno de mis tributos-homenajes a Cortázar, y en nada se parecen a él. Y eso es porque hay escritores inigualables que, simplemente, nos lanzan a disfrutar de la literatura y nos atrapan en un universo tan real que imaginamos habitar en él aunque no peguemos ni con cola. Nadie puede «imitar» a Rulfo, pero sí rendirle homenaje y recordarlo. Y eso es lo que tú has hecho en un texto hermosísimo.
Besos.
Reconozco que no estoy muy puesta en autores Latinoamericanos; pero sé reconocer, siempre, el bello lirismo de don Manuel de Mágina 😉
Madre estará muerta, pero tus letras están muy vivas…
Por cierto (y siguiendo con mi incultura), quisiera saber qué son «planes cromos».
Un beso.
Gracias, Mar. A tu pregunta, aquí, entre «animales literarios», te responderé que, con lo de «planes cromos», me he marcado lo que se dice un pegote. Cromos por cromados, brillantes, esplendorosos. Equivaldría de algún modo a hacer castillos en el arie o el cuento de la lechera.
Un abrazo.
P.S.: Qué ganas de verte y dártelo en persona.
Gracias, José. Es un bonito cumplido.