El frío de tu cuerpo delata la enfermedad de tu alma. El diagnóstico es claro: un corazón encogido. No hay cura inmediata, el tratamiento recomendado es base de paciencia con mucha compenetración con tu media naranja y una gran dosis de amor rebosante por los poros de la piel. Las medidas a ojo según los casos. A los tres meses aproximadamente verás la luz al final del túnel. Esa luz te iluminará la tez, te disimulará las cicatrices hasta que desaparezcan y hará que, al poco tiempo, corra la sangre de alegría por tus venas, estabilizando tu temperatura corporal. Así el corazón volverá a su forma natural.
No hay riesgo de intoxicación. Aunque, en algunos casos, se han observado algunos síntomas de llorera crónica. Es producida por el exceso de alegría tras varios meses de tratamiento. Es recomendable compartir con los seres queridos.
Cristina García Requena