Un mundo hostil. Por Teriri

Amanece, me levanto y me asomo a la ventana, descorro ligeramente el visillo con un movimiento casi imperceptible, lo suficiente para ver sin que me vean.

Un día más la ciudad empieza a cobrar vida; veo gente, mucha gente, caminan  apresurados  hacia sus trabajos. Veo un hombre con un traje gris; alto, guapo, para a comprar el periódico y sigue su camino, más adelante detiene un taxi y sale de mi campo visual.

Veo niños con mochilas de ruedas y caras de sueño tirando de la mano de sus madres, que no dejan de hablar por el móvil.

Veo una anciana que asoma por debajo de los cartones, donde ha dormido un día más.

Veo el autobús lleno de gente, el 52, tiene su parada justo enfrente de mi portal; bajan tres o cuatro personas con la mirada perdida abrochándose el abrigo. Hace frío, todavía está un poco oscuro, dudo que hoy brille el sol, demasiadas nubes en el cielo.

La vecina del tercero sube con el perro, es enfermera, trabaja de noche, se cruza en el portal con ese chico tan raro que ha alquilado el ático, apenas se saludan, una ligera inclinación de cabeza y un murmullo.

Es curioso, yo podría formar parte de ese mundo, convertirme en una jugadora más de la partida en lugar de ser una simple espectadora que observa a través de una ventana indiscreta y juega a adivinar la vida de los demás; pero el pánico me paraliza; a lo mejor algún día… si consigo reunir las fuerzas suficientes para abrir la puerta y salir al exterior.

 

 Teriri

teriri

Madrileña, maestra, aprendiz de contadora de historias, lectora compulsiva, con muchas ganas de aprender y de disfrutar con la literatura.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *