Mujer, madre y trabajadora
«Las personas que nunca se preocupan por sus antepasados jamás mirarán hacia la posteridad». Edmund Burke
Hoy he mirado atrás, he querido recordar a las mujeres que sembraron en mí el deseo de ser independiente, me dieron el impulso para creer que todas las posibilidades estaban a mi alcance, si ese era mi propósito, y me inculcaron el valor del esfuerzo, la paciencia y la perseverancia.
Ellas sí lucharon en tiempos muchos más difíciles en los que la legalidad vigente era un obstáculo determinante y aún así supieron encontrar el camino para ser mujeres, madres, trabajadoras, independientes y, en lo posible, libres.
Era el año 1957 cuando con casi ocho años tuve que irme a vivir con mi abuela Elvira a Madrid por circunstancias familiares. Mis primeros recuerdos están ligados a ella y su forma de encarar la vida. Para ella es hoy, y siempre, mi recuerdo agradecido.
Nació en el siglo XIX en 1896.Viuda a los 30 años con un hijo de seis, nunca quiso cobijarse en el entorno familiar acomodado y prefirió emprender un camino independiente que le permitiera mantenerse por sí misma y tomar sus propias decisiones. Sé, ahora pasado el tiempo, que algunas de sus hermanas y parte de su familia siempre le reprocharon esa osadía.
Estudió y se hizo Enfermera, ejercía como inspectora de sanidad y trabajaba vigilando y enseñando a la población menos favorecida de la España de la posguerra las normas de higiene elementales, velando por la salubridad de sus hogares y de la idoneidad de su alimentación. A lavarse las manos, los dientes, a hervir el agua cuando era necesario, a desinfectar y limpiar con productos adecuados, a curar pequeñas heridas, a detectar síntomas primarios… Yo la acompañaba muchas veces porque era demasiado pequeña para quedarme sola en casa y así quedó en mi pequeño cerebro grabada la imagen de una mujer profesional, que además era querida, respetada y admirada por quienes la trataban.
Ahora, cuando repaso muchas de mis actitudes, sé que ese ejemplo ha sido crucial en mi vida y la base que me ha sostenido en muchas dificultades.
También sé que en la historia de muchas de mis amigas, mujeres, madres y trabajadora, hay otras mujeres de generaciones anteriores que fueron el ejemplo a seguir.
Es una lucha sin pausa, generación tras generación y en esa lucha todas tenemos que poner un granito de arena. Espero dejar el mío como un peldañito más en la larga cadena generacional.
Luisa Núñez (Brujapiruja)
CEO del Portal Canal Literatura
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de Comunicación
Como nos influyen los abuelos ¿verdad?. Muchas veces son el espejo en que nos miramos, mucho más que los padres. Tienen algo. Me ha gustado mucho Luisa Nuñez
Gracias Maite DBris, analizando los tiempos que vivieron es un mérito reseñable que nos enseñaran a vivir en esos valores. Besos querida amiga:)
No tuve la suerte de conocerlos en vida, pero también me contaron historias duras, ejemplares y difíciles sobre ellos.
Tu escrito es maravilloso.
Feliz día
Preciosa la semblanza de tu abuela, que comparto plenamente. Qué gran ejemplo! Felicidades!
Me he sentido totalmente identificada contigo Luisa, tambien mis abuelos fueron mis maestros de vida. A ellos les debo muchos de los valores que tambien he intentado trasmitir a mis hijas, y estas a su vez a sus hijos.
Enhorabuena por tu artículo, me ha encantado.
Un beso
*Quien a los suyos se parece, honra merece.* Enhorabuena por este bonito artículo-legado.
Un abrazo.