El libro
Susanna es la última novela de Gertrud Kolmar. Fue escrita en Berlín durante el invierno de 1939, siempre por las noches, únicos momentos de tranquilidad en el apartamento colectivo para judíos que se le asigna a la escritora como residencia obligada.
Susanna es el recuerdo del inquietante encuentro entre dos mujeres. Una institutriz judía, que está esperando el permiso para poder salir de Alemania y huir de la amenaza del nazismo, rememora los días que pasó junto a su alumna, una bellísima joven mentalmente perturbada. La narradora, una mujer adulta, razonable, aparentemente ajena e insensible a los asuntos del corazón, debe hacerse cargo de un ser antojadizo y maravilloso, una suerte de animal festivo, fuera del tiempo… La joven conoce a un hombre recién llegado al pueblo y se enamora por primera vez —un amor acompañado por un deseo sexual arrollador que poco quiere saber de las limitaciones impuestas por una sociedad «razonable» que, en última instancia, la excluye— y su institutriz tiene que enfrentarse entonces con sus propios sentimientos e incapacidades. Esta confrontación, al igual que el abrupto final del relato, refleja sin duda la propia impotencia de la autora —asesinada en Auschwitz poco después de terminar de escribir Susanna— ante el futuro sin mañana que aguardaba a los judíos tras la llegada de los nazis al poder.
La autora
Gertrud Kolmar (1894 – 1943) nace en Berlín en el seno de una familia de la burguesía judía. Su primo, el pensador Walter Benjamin, reconoció en ella no sólo una excelente escritora y poeta, sino también una verdadera alma gemela. Durante la I Guerra Mundial, Kolmar trabaja revisando el correo de los prisioneros de guerra, al tiempo que consigue publicar su primer poemario. En 1930, tras la muerte de su madre, escribe La madre judía, novela en la que reflejó sin concesiones la locura asesina que anunciaba ya el nazismo en su ascenso imparable. Impelidos precisamente por esa circunstancia histórica, durante los años treinta sus hermanas y hermanos tratan de convencerla para que deje Alemania. Ella, sin embargo, se niega a abandonar a su padre a merced del régimen nazi. Kolmar continúa por tanto trabajando en su obra poética y narrativa mientras se ocupa del cuidado de su padre, hasta que éste, con 82 años, es deportado al campo de concentración de Theresienstadt en septiembre de 1942. Pocos meses más tarde ella misma es enviada a Auschwitz, donde muere los primeros días de marzo de 1943.