El testimonio de una estudiante de creación literaria. Por Chalico

 He estado buscando un texto que sirva como consejo para todos aquellos que aspiran a ser estudiantes de creación literaria o escritores por lo menos en su tiempo libre y como no he encontrado uno que diga lo que realmente sucede en las aulas donde se estudia literatura o en el mundo editorial, decidí escribirlo. Siempre que leo a mis colegas que escriben sobre la carrera sólo mencionan las cosas buenas, pero la realidad es que hay muchas cosas que estoy segura que si desde un principio fueran tomadas en cuenta más de la mitad de los que quieren ser escritores desearían ser otra cosa.
Me gustaría mencionar primero que esto que digo no lo estoy diciendo por decir, yo lo he vivido porque estudio creación literaria y porque he trabajado con una editorial. Sé que voy a romper muchos corazones con esto, pero ¿qué se el va a hacer si las cosas son así?, prefiero que lo sepan ahora y no después cuando se hayan ilusionado con algo que probablemente no va a pasar.
El primer error que comenten muchos de los aspirantes a vivir escribiendo es creer que la escritura siempre es personal; por ende, no se preocupan por la ortografía o la redacción. En éste punto, de alguna manera tienen razón porque la escritura sí es un proceso personal en el momento que estás escribiendo; sin embargo, el error está en creer que lo es siempre puesto que lo que uno escribe es privado hasta que lo publica y después de la publicación significa que ya hay otra persona involucrada en el proceso (el lector) al que uno le debe todo el respeto del mundo y sólo por eso está en la obligación de entregarle un buen trabajo, por lo que los «horrores» ortográficos ya no tienen cabida a esas alturas.
Una vez una persona me dijo que la ortografía no era importante y que hasta García Márquez tenía problemas con ella. Es cierto, los que hemos investigado sobre la vida de éste autor sabemos que se dice que su ortografía no era buena; pero también sabemos que García Márquez no publicó jamás un texto con faltas en tal sentido porque como mínimo su obra pasó por una revisión antes de ser publicada. En la actualidad, algunas de las plataformas que encontramos en internet para la publicación, en mi humilde opinión, a veces muestran textos que no fueron revisados antes de estar disponibles para el lector. La mayoría de las ocasiones el problema no radica en que el escritor redacte con una ortografía terrible sino en que publique con ella.
Exhorto a todas esas personas que piensan que la ortografía y los conocimientos mínimos en gramática (porque tampoco les pido que sean expertos, yo no lo soy) no son necesarios para ser escritor, ya sea por pasatiempo o profesión, a que si están pensando serlo desistan o cambien su manera de pensar. Se los digo en serio: desistan o cambien porque si se van a una universidad a estudiar letras y tienen ese problema, los profesores les van a romper los textos en la cara, o los van a hacer repetirlos porque un creador literario o escritor tiene que, por lo menos, saber usar sus herramientas básicas de trabajo que son la ortografía y el lenguaje; pero si deciden escribir sólo por diversión su situación no será mejor pues hasta que no cambien incluso ustedes mismos van a ver sus textos llenos de errores y eso no les será grato.
Muchos también cometen un segundo error: pensar que la creación literaria es un juego, una diversión siempre, y como lo es no puede ser una profesión o merecer seriedad, por lo tanto cualquier charlatán puede llamarse escritor y escribir bien sin esfuerzo. Esto es más falso que una moneda de tres pesos mexicanos, la creación literaria tan es una profesión que la imparten las universidades al igual que medicina o ingeniería en sistemas, tan es una profesión que hay que prepararse durante mucho tiempo para hacerlo correctamente; es más, tan es una profesión que a veces hay quien cree que escribir es simplemente tener una idea y plasmarla tal y como la tiene, pero si no hay un proceso para darle forma a ésa idea el resultado es desagradable y no hace más que repeler a los lectores ávidos.
Lógicamente, cuando un libro sale a la venta es más fácil que atraiga a lectores principiantes que a lectores que llevan años porque estos ya saben lo que es la experiencia y ya saben qué quieren leer y qué no quieren leer; es evidente, que un lector que no tiene mucho tiempo en esto se va a maravillar ante casi cualquier cosa (dicho con todo respeto), es más, como diría un amigo mío «los libros son como pasteles, te comes el primero en tu vida y para ti es el mejor porque es el único que has probado; luego, pruebas otro que te gusta más y después otro y otro que también te gustan más, por lo que el primer pastel o libro que probaste de pronto se convierte en un asco para ti porque ya has conocido otros mejores.» Los lectores ávidos ya probaron sus primeros pasteles y si un escritor les muestra un libro «a medias» (por no haber sido revisado y escrito con esmero) les va a recordar el primer libro que leyeron; es decir, no lo relacionarán con una idea de progreso como lector sino de atraso y lo van a botar de inmediato, lo cual al escritor le quitará la oportunidad de tener un lector puesto que posiblemente ése lector ya nunca vuelva a hojear un libro suyo.
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Para nuestro infortunio, hay una y sólo una oportunidad para ganarnos a un lector y ésa es la primera vez que ese lector nos lee; si no lo convencemos desde el primer texto no importa qué hagamos con los demás. La desventaja que tenemos, es que nunca vamos a saber cuál de todos nuestros textos será el primero que le llegue a un lector, por lo que hay que escribirlos todos con la mayor calidad posible.
Siento informarles a varios que la única forma de aprender a escribir lo mejor posible es estudiando la técnica; uno puede escribir y escribir o leer y leer en este caso me refiero a leer narrativa, poesía, ensayo), pero si no agarra un texto sobre técnica literaria y se pone a escribir antes de hacerlo va a ser como si se quisiera subir a un ring a boxear contra Mayweather sin ponerse los guantes y el protector o sin saber pelear y si no agarra ése texto y se pone a leer otra cosa va a ser como si quisiera entender una pelea de box sin saber ni el reglamento y viendo cómo Mayweather boxea contra otro. Escribir es practicar, leer es estudiar la práctica de otros, pero ¿qué práctica vas a tener o a estudiar si no sabes ni siquiera cómo debe ser la práctica?
El tercer error que comenten es que no confían en sí mismos. La vida no le favorece a los que no se tienen confianza, no lo hace ni esta carrera. Aquí estamos hablando de que es «o creo en mí o nadie creerá en mí», pero lo estamos diciendo en un sentido literal. En otros aspectos la gente dice esto en sentido figurado para darles motivación, aquí no, aquí sí hay que creer en uno mismo porque infinidad de veces te van a rechazar un texto y te harán sentir pésimo; pero sólo si tú confías en lo que eres capaz de hacer vas a poder reponerte, sino vas a ser uno más que se retire a medio camino y no trascienda. Ahora bien, en toda carrera hay personas cuyo trabajo es rechazado, mas en las carreras de artes eso duele al triple porque la gente da por sentado que como todos tenemos esa necesidad de expresarnos como «artistas» desde que nacemos significa que ya todos tenemos la habilidad para hacerlo bien desde la cuna; por eso es que lo que estudiamos estas carreras nos encontramos con frecuencia con comentarios como «lo que tú haces lo hace cualquiera, cualquiera escribe, cualquiera pinta, cualquiera baila» y nuestra única oportunidad de quitarnos todo esto es ser los mejores en lo que hacemos para que los demás vean que el creador nace pero el artista se hace.
La capacidad de crear sí es de nacimiento, todos tenemos una creatividad, lo que no lo es, es la habilidad para desarrollarla, ésa se adquiere con paciencia y trabajo.
Creación literaria es una carrera que requiere paciencia y más paciencia. Primero para aguantar las tareas (que son más de las que yo imaginé que serían) y después para aguantar las ganas de decirle hasta de qué va a morir a quien te dice que tu carrera no es útil para la sociedad y luego se va a leer un libro o a ver televisión con la intención de que eso le reduzca el estrés que lo está matando, o que lo mataría de no ser porque un escritor un día tuvo la idea de hacer esa historia que lee o ve.
Son muchas cosas, muchas desveladas, prácticas fuera de casa, entrevistas donde te terminas preguntando cómo es posible que el ser humano sea tan cruel, miles y miles de intentos para que un párrafo te quede y miles y miles de intentos más para que te lo publiquen, es una lucha constante contra la censura y la muerte (en países como el mío, por ejemplo, la libertad de expresión está tan amenazada), un sueldo de más o menos 6, 000$ en moneda de mi país (para no sobrevivir ni un mes para como están las cosas), unas jornadas de estudio devastadoras, el peligro de que hasta tus «amigos» se roben tus ideas, la fuerte inversión en la compra de libros para la universidad. Como ven, no es fácil esta carrera; de hecho, sólo existe para la gente que de verdad quiera esto por vocación, no por fama o dinero (porque no a todos les llega), no por ser bueno en algo rápidamente (simplemente no serán los mejores en un día), es para los que tienen vocación.

Chalico

chalico

Yo tampoco sé como escribir, aprendo mientras lo hago

Un comentario:

  1. Muy de acuerdo contigo en que hay que dominar bien las herramientas para poder escribir, que el trabajo tiene la misma o más importancia que el genio, que no hay que desanimarse por el rechazo, pues será lo habitual. Y que no todo el mundo, aunque tenga necesidad de expresarse, se convierte en escritor. No es intentar desanimar: es ser realista.
    Un abrazo.

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