«Pero el hombre no está hecho para la derrota -dijo- Un hombre puede ser destruído pero no derrotado».
Un viejo frente al mar. Por lazarillo un joven que cuida de sus huesos y su comida. Santiago, el joven compasivo que hace un tiempo fue quién le llevaba el aparejo y aprendía su oficio. Pero al viejo le ha abandonado la suerte. Ya no encuentra peces, está solo. Emprende la última aventura en busca de su Moby Dick particular, y caray…. ¿saben? es capaz de cazar a la gran ballena, aunque algo te dice cuando lees que la fortuna de abandona de nuevo, en ese instante magnífico en el que un golpe de suerte le da el pez más grande, sabes de algún modo que lo va a perder. Que es un viejo sin suerte…
Ahora interpretemos, Hemingway es dado a eso, cuando le lees se te abren los ojos de la interpretación, hay soledad ahí, hay pobreza, hay tantas cosas, hay metáforas de la vida.
Hay gentes con fortuna y algunos desafortunados, el viejo que se enfrentaba al mar, no tenía la fortuna de su parte, todos lo sabíamos, salvo quizá él… era un hombre confiado, y esa confianza despierta la ternura del lector.
Me ha gustado mucho, leánlo si quieren, vuelvan sus ojos al mar del Caribe… y una cosa, si pueden haganlo de una vez. Es un libro a leer de una sola atacada.
Brisne
Blog de la autora.