«Encendido Ondine», de Manuel de Mágina. Por María José Martí, Majomar

Encendido Ondine, de Manuel de Mágina

 

—¿Oyes? Hay todo un enjambre de vida que bulle detrás de este aparente silencio.

—Sí, supongo que todo parece dormir y en realidad todo sueña. Sueña y al mismo tiempo está gestando la mañana.

—Y nosotros, Will, ¿qué hacemos nosotros?

Encendido Ondine, crónica de Majomar

Encendido Ondine, crónica de Majomar

En un valiente juego de diálogos, acción y descripciones, se gesta una historia sencilla que esconde sentimientos, verdades a medias, confusiones, deseos… Y todo sucede en un fin de semana de aventura en el medio rural que suscita la búsqueda y el encuentro de Will y Mena, un hombre y una mujer que todavía no han hallado el amor de sus vidas.

Manuel de Mágina integra en un marco de naturaleza a sus protagonistas, los envuelve con las luces mágicas del bosque, los mirlos de la mañana, el dulce y acompasado ritmo de un riachuelo de montaña que, inesperadamente caudaloso como los sentimientos, fluye con naturalidad hacia el lector.

Encendido Ondine no deja de ser un relato, aunque también podríamos entenderlo como una micronovela. No es etiquetable, según mi parecer, en ningún género que no sea la mente creativa de su autor, la libertad literaria donde Mágina desenvuelve su Universo de sentimientos, de conductas humanas tantas veces extrañas o contradictorias, lugar inédito del que ya pudimos disfrutar en la compilación de sus relatos anteriores en el libro Saltitos. Incluso se diría que, en su aparente naturalidad, los diálogos conducen a metáforas de la existencia. Éstas se suceden a lo largo de la historia. Veamos, como pequeña muestra, este cruce de palabras donde, concisa, la última frase revela un mensaje, tal vez subliminal, pero no por ello menos poderoso:

—No sé si has caminado alguna vez por una corriente.

—No.

—Bien. Hay que asegurar un pie antes de echar el otro. Ir asegurando.

Y yo no puede menos que preguntarme: ¿Qué teme Will más, cruzar el río, o el espacio que le separa de Mena?

En las historias de Manuel de Mágina se intuye la fragilidad del ser, un casi continuo estado de lucha interna, de duda existencial, del conflicto instaurado entre las relaciones humanas y el entorno. Hay un transfondo: la ensoñación de la vida, en parte un surrealismo en el que todos, de manera inconsciente, nos movemos con una convicción llena de errores.

Los protagonistas de esta historia caminan en lugares desconocidos y se conducen en sus actos con la consecuente cautela. No quieren terminar dañados por el amor que desconocen, por el posible rechazo, por sus propios temores hacia «el otro».

El encendido Ondine como metáfora de la pasión queda reflejado en preciosas descripciones, donde los símbolos de la naturaleza cobran una fuerza comparativa que da forma tanto a la imagen que ilustra la portada del libro como a su propio título:

«La flor amarilla del arbusto de hojas filosas abría por la tarde sus pétalos como una boca. Dos pétalos que se apartaban como labios y dejaban salir, como lengua, a un pétalo central, grande y goloso. Con él, olor dulcísimo.»

Will y Mena van abriendo esos labios que los definen. Los diálogos los delatan con sus virtudes, defectos, temores y anhelos.

Un pedacito de Mágina se nos ofrece en este viaje por el corazón y la sensibilidad humana. Se pregunta constantemente por su naturaleza; baste leer algunas de sus reflexiones. Sus personajes llevan a cuestas la contradicción del individuo, la necesidad de rebuscar, de hallar respuestas en el otro, donde el otro supone el encuentro de uno mismo y sin el cual nada en esta vida tendría sentido. Para ser más claros, él lo expresa mucho mejor en este párrafo:

El amor, ese es el gran pilar, el verdadero, el que no nos puede faltar ni un solo minuto. El que cuando falta nos hunde, pone en entredicho el sentido mismo de la existencia. Pero ese pilar no es de naturaleza pétrea, sino de un material etéreo, mutable, cambiante, inestable; siempre a la intemperie del dolor.

¿Encontrarán Will y Mena por fin eso que buscan? ¿Será el amor ese pilar que dé sentido a su existencia? ¿Se entenderán o seguirán con sus vidas, cada uno por su lado?

Si desean saber más detalles, tendrán que leer Encendido Ondine, dejarse llevar por sus idas y venidas, espiarlos en el juego de una noche confusa, en la intimidad, frente a la contradicción…

Y también viajar hacia un idílico paisaje en el que, si son amantes de la naturaleza, desearán quedarse para siempre.

María José Martí

Blog de la autora

2 comentarios:

  1. Y lo que más se enciende, o se incendia, es el lenguaje, utilizado con la pulcritud que caracteriza a Manuel de Mágina. Él sabe contar y callar a partes iguales para que todo sea dicho. También el misterio insondable y contradictorio del alma humana.
    Creo que ya solo queda recomendar su lectura y disfrute, ¿no?
    Un abrazo grande.

    • Por supuesto, Elena, recomendarlo es el objeto de este intento mío de reseñar el libro, aunque nadie como tú para expresar las cosas en sus justas palabras. Sobre todo estoy de acuerdo completamente con lo que dices, la pulcritud y ese modo de contar maravilloso que le caracterizan. Espero que me perdonéis si no he logrado ser tan precisa, creo que tal vez he sido un poco reiterativa, pero es mi primera reseña y la he hecho con todo mi respeto y cariño hacia Manuel. Un abrazo siempre.

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