Explico a los estudiantes de bachillerato los préstamos que ha asimilado el español a lo largo de su historia. Consulto varios libros de texto y compruebo con sorpresa que en ninguno de ellos aparecen los hebraísmos. Arabismos, germanismos, galicismos, vasquismos… Aparecen préstamos de casi todos los idiomas menos del hebreo.
No es más que una muestra de hasta qué punto el pasado judío ha sido borrado de nuestra historia y cultura, pues no podemos atribuir a ignorancia estos “despistes”. Es igualmente increíble que en nuestros museos de historia y arqueología no aparezca referencia alguna de la presencia hebrea en nuestro país. No ya un mapa de las juderías, aljamas o asentamientos judíos, por ejemplo, sino ni siquiera algún objeto representativo, como alguna januquilla, menorá o mezuzá…
Pero sigamos con los hebraísmos. A Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española se le fue la mano buscando etimologías (reseñó más de 300 hebraísmos) siguiendo métodos más o menos arbitrarios o fantásticos. Pero, aunque es muy difícil sentar cátedra en cuestiones de etimología, no es difícil encontrar palabras de origen hebreo en nuestra lengua. Por citar algunas:
Hisopo, bálsamo, ébano, ciprés, mina, acacia, aloe, caña, azucena, jaspe, zafiro, esmeralda, esmalte, camello, tórtola, cuervo, escorpión, saco, piña, mazapán, serpiente, júbilo, calamidad, sábado, matarife, pascua, rabino, maná, edén, amén, aleluya, fariseo, sanedrín, sidra, cábala, aceite, semen, etc.
Dejemos de lado los antropónimos, topónimos, apellidos o nombres de ciudades y calles. O los calcos de algunas expresiones, por no hablar de los conceptos, ideas, nombres e historias bíblicas que han pasado a nuestra lengua y cultura. La confusión proviene del hecho de que muchos términos hebreos nos han llegado a través del latín y el árabe (Toledo, por ejemplo, proviene de Toledoth, que nos llega a través de Toletum). Esto crea algunas confusiones, como ocurre con la palabra “aceite”, que casi siempre se considera de origen árabe (de az–zayt) y no del hebreo (de zeitim –aceitunas-).
No hace falta ser hebraísta para darse cuenta de que también aquí, en los estudios de la lengua, todavía persiste hoy un prejuicio antijudío, de honda raíz histórica. Lo peor de estos “lapsus” es que casi nadie cae en la cuenta de ellos. Por ejemplo, la misma palabra “alfabeto” se dice que proviene del griego (alfa–beta), pero habrá que añadir que el griego lo toma del hebreo (alef–bet, las dos primeras letras del alfabeto hebreo).
Santiago Tracón
Blog del autor
Buen artículo. Hacía falta refrescar la memoria; a pesar de todo, el pasado siempre es futuro, en lo bueno y en lo malo.
Enhorabuena y feliz día de Todos los Santos.
Me ha gustado mucho tu reflexión. Yo siento, como filóloga, gran curiosidad por las etimologías; pero es verdad que, al llegarnos muchas palabras a través del latín, hemos «olvidado» el verdadero origen. Preferiría quedarme con esa hipótesis antes de hablar de antisemitismo, aunque seguramente también en eso tengas razón.
En verdad, ese tipo de información le interesa solamente a los especialistas. Para el ciudadano común es cultura inutil. No veo por cierto prejuicio antijudío en algunas eventuales omisiones etimológicas.
No creo que sea inútil conocer una opinión sobre el lenguaje, estas cosas interesan no sólo a filologos o expertos, generan curiosidad, busqueda de información e interés por las palabras.Saludos
Lo que no creo, es que en este caso, los prejuicios anti sionistas, no cabe duda, exiten y han existido, tengan mucho que ver en este caso. Los judios nunca llegaron la península como conquistadores, sino com…o inmigrantes, por tanto no impusieron su lengua en este territorio, como hicieron romanos o árabes, (o ahora los americanos), sino que adoptaron la del lugar donde estaban, como hoy hacen subsaharianos y los de los paises del Este.Lo judíos expulsados de España, han conservado hasta hasta hoy el «ladino», o sea, una evolucion del castellano.Por ello su aprortacion al lenguaje fue muy baja, exceptuando las palabras relacionadas con su religión, que si conservaron, que por otra parte, se confunden con las aportadas por los cristianos, pues hay que considerar esta religión, como una secta del judaismo- Así palabras como Pascua, profetas, pagano, paraiso, mandamientos, parusía, pecado etc etc, sera muy difícil saber si vino vía Roma o con los bárbaros que difundieron la religión cristiana a España. o directamente de los judíos que aportaron el judaismo.
Quizá como dices, existe una confusión entre la aportación de unos y de otros, también he leído (durante el premio sobre Ibn Arabí) que en su tiempo, (en el siglo XII), las tres culturas se relacionaban y se traducian mutuamente, incluso muchas obras árabes o hebreas, despues de la conquista de Al-Andalus y la expulsión de los judios fueron rescatadas por pensadores cristianos siglos después. Los estudiosos sabran dar con el origen, para mi es posible que prevalecieran unas versiones sobre otras. Es un tema muy interesante para indagar.