Pero qué increíble y qué vergüenza que, en la actual situación de esta pobre y maltratada España, nos quieran vender la moto de que es necesario dedicar una partidita de nada, vamos, tan sólo de 350.000 euros al año (que, pasa año, pasa borrego…) más unos 4.526 euros en los aparatejos para que nuestros “insignes” senadores se desentiendan en cuantas lenguas, hermosas y maternales, se hablan en nuestro Estado.
La ternura y el amor que nos produce expresarnos en la lengua del terruño en el que hemos nacido, el respeto a la misma, la pluralidad y riqueza que de ellas tenemos en España, nada tiene que ver con la improductiva y absurda idea de imponer esas lenguas en un organismo en el que, además de que todos podemos entendernos en el idioma oficial, se nos está revelando como un lugar para la estupidez más supina, para el escarnio de cualquier cabeza pensante y para el despilfarro de una teta que ya no pude dar más de sí, mejor dicho, que hace mucho que dejó de dar. Pero que eso no parece importarles mucho a quienes han tenido la demencial idea. Eso sí, el ciudadano de a pie que se apriete el cinturón y, si puede ser alrededor del cuello, mejor, así un parado menos. Pero ellos, mientras predican austeridad y reclaman tributos (cosa en la que estoy de acuerdo), despilfarran, irresponsablemente, dinero en algo improductivo e innecesario, al menos, en el momento actual (y en esto, se me notará que no lo estoy).
Dicen que no es mucho dinero, “ínfimo” lo calificó Chaves. Cuando me preguntan cómo está mi marido, yo respondo ¿comparándolo con quién…? Y eso deberían considerar quienes afirman que no es mucho dinero ¿comparándolo con qué…? ¿Tal vez, con sus sueldos, sus comisiones, sus gastos para taxis o dietas, sus regalos…? Entonces, quizá tengan razón y no sea mucho dinero. Pero ¿qué ocurre si lo comparamos con el sueldo que no entra en las casas de tantos parados o con los platos de comida que se pueden ofrecer a quienes nada, absolutamente nada tienen para echarse a la boca…? Que les pregunten a esas madres, hasta hace poco de clase media, que piden llenas de vergüenza a la puerta de las iglesias y cuyos maridos se han suicidado acosados por hipotecas y falta de trabajo, si es una nadería, si es ¡“ínfimo”¡ que casi sesenta millones de las antiguas pesetas se despilfarren en la enfrentatoria gilipollez de traducir los egos lingüísticos de algunos senadores. En nuestro país lleno de paro, de crisis, de problemas económicos acuciantes… me parece desvergonzado que se diga, encima, que hablar de ese “ínfimo” dinero no es más que el chocolate del loro. Nuestros políticos dan la sensación de que les importamos una nona, que diría mi admirado García Martínez.
Es inaudito. Aquí andamos todos rompiéndonos los cuernos para aprender inglés porque, se supone, que es el idioma en el que mayor número de personas se comunican a nivel internacional… Todas las lenguas buscan la economía del lenguaje y su utilización para la comunicación del ser humano, sin embargo, aquí nos encontramos con una panda de ociosos que hacen que nos cuestionemos la teoría de la evolución ¡evolución! de la especie humana pretendiendo el disparate nacional de traducirnos a nosotros mismos. O sea, ir para atrás, en lugar de buscar una lengua de unión… pues no, todo lo contrario.
Nadie puede poner en duda que es maravilloso que cada cual pueda expresarse en su lengua materna, y claro que es genial que conozcamos la riqueza de las lenguas de nuestro territorio, pero, por favor, que no pierdan el juicio, que no son abogados… sino senadores. Y en lugar de pinganillos para las orejas lo que necesitan son gafas, enormes, para cerca, para lejos, y para distancias medias, que les permitan VER la realidad, la situación y la voluntad del pueblo español.
Anda, que lo llevamos claro…
Ana Mª Tomás Olivares
Dama Literatura 2009
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