Malos tiempos para el dinero, malos tiempos para el amor. Por Hijadecristalero

Malos tiempos para el dinero, malos tiempos para el amor

 

El guitarrista tiene frío.
Le han cortado el gas: ni calefacción ni agua caliente.

Yo sigo el baile de las llamas frente a la chimenea, bien calentita. Y pienso en su gélida casa, en lo mucho que mi piel lo abriga y en llamarle para decirle que venga a refugiarse a mi nido.
Pero no lo hago.

A él le gustaría deslumbrarme con su fortaleza y ofrecerme seguridad, no quiero humillarlo con mi compasión.

Y mi situación económica es sólo un poquitín mejor que la suya, yo a duras penas consigo mantener a mis hijos y quizá dentro de unos meses esté igual que él: no puedo responsabilizarme de nadie más.
Aunque lo ame.
Madurar es esto.

Me llama y me cuenta que está encerrado en una habitación bajo siete mantas y que no piensa salir de allí hasta la primavera. Le ofrezco nuestro calor hasta que pase la ola de frío polar y me dice que estará llamando a mi puerta en treinta minutos. Una hora después no ha llegado y su nombre palpita en la pantalla de mi móvil. Sigue bajo las siete mantas: no quiere cargarme con sus problemas, no va a venir. Supongo que podríamos decir que me quiere de verdad.

Llamo a mi amiga para compartir con ella mi pena mora. Ella, a su vez, me cuenta que su marido está insoportable: lleva más de un año moviéndose para encontrar trabajo y nada.

Nos desahogamos la una con la otra e incluso acabamos echando unas risas cuando propongo que montemos una comuna en la que nuestros hombres (maridos, hijos, amantes, hermanos) obedezcan a las mujeres. Cuando colgamos el teléfono, hemos cargado las pilas para seguir luchando.

Pero ellos no comparten sus problemas con nadie.
Pobres hombres, joder.
Empieza a nevar.

Malos tiempos para el dinero, malos tiempos para el amor

Hijadecristalero
Proscritosblog

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *