Pero nos enteramos, todos los días, en todos los medios de comunicación.
Han reventado tres cajeros automáticos en la calle de… de la ciudad de… ustedes mismos, ya saben de que hablo. Vamos que antes de comprar una casa en el País Vasco miro yo que no haya un cajero automático en 5 kilómetros a la redonda, porque seguro que de madrugada petardazo.
Y digo yo ¡que conspiración seudodictatorialmaniacaesquizofrenica! Puede llevar a un grupo de jóvenes a perder el tiempo poniendo petardos a los cajeros automáticos que están a su alcance. Vamos, que un poco de botellón, unos bailes de madrugada haciendo ruido de mas, algún porrete que otro, seria lo propio, pero claro para ello tendrían que estar en la normalidad, que no de la norma, de su edad. Tendrían que tener por objeto el conocimiento, con todos los medios a su alcance y salirse de la norma como hicimos otros en otros tiempos desde el yo se mas que tu.
Pero no, obedecen como borregos a unos jefes que los mantienen atados y bien atados y ¿cuando se ha visto que un joven se deje atar, que no reivindique la libertad, que no reivindique todo el conocimiento, que no quiera ser diferente? Claro que les han clavado a fuego, lo que tienen que leer, lo poco que tienen que saber y lo que es peor, que una vida no vale nada.
Dicho esto desde su libertad que hagan lo que les parezca pero… ¿tengo yo que enterarme continuamente de cómo mean esos panolis?. ¿Tengo que desayunarme, comer y cenar con esa bobería todos los días durante años?. En nombre de la libertad de expresión ¿tengo que tragarme una publicidad gratis que vale un pastón porque estos se aburren y le pegan fuego a algo tan estupido como un cajero automático?.
Pues va a ser que no, a ver si se enteran los prebostes de los medios, que no nos interesa, que cuanto menos nos cuenten mejor, que destrozan, mutilan y matan solo porque hay mucha publicidad gratuita a continuación. Hagan la prueba, guarden silencio una semana, no cuenten nada de lo que ocurre. Estoy segura que a continuación todo seria diferente.
Y por favor que nadie se confunda, creo profundamente en la libertad de pensamiento, de palabra y como decía aquel, no me gusta lo que dices pero mataría para que puedas decirlo. Aun así me aburre y me aburre tanto que… “no me le cuentes vecina, que no me quiero enterar”
©Trinidad Fuentes Lorente