Muchas son las versiones que circulan sobre el triunfo de Tokio en Buenos Aires, muchas más sobre la presentación de Madrid y su derrota en primera vuelta, pero me cuesta creer que todos los que opinan hayan visto las tres presentaciones.
El sábado, inmersa en un trabajo rutinario de comprobación de esta web, que me ocupó bastantes horas, me puse la televisión de compañía y estuve siguiendo la emisión del canal 24 horas y las tres presentaciones en directo.
Yo no conozco los entresijos del COI, ni los datos económicos, tampoco si hay comisiones o fraudes ni si hablar inglés correctamente es, o no, importante. Allí se habló en japonés, en español, en francés, en inglés y no sé si en algún otro idioma. Yo seguí la retrasmisión con la versión en español de los traductores que se iban alternando según el idioma elegido por unos o por otros.
Lo que sí entendí es el mensaje que quisieron trasmitir, cómo enfocaron su proyecto, a qué le daban importancia y no me perdí los vídeos que fueron como el resumen en imágenes de todo lo dicho. Las pocas veces que levanté la cabeza para mirar al orador durante los discursos, fueron para escuchar a Mami Shato que me emocionó profundamente, al príncipe de Asturias que fue correctísimo y cuando Ana Botella habló del “café con leche”, porque me sorprendieron esas palabras en español y quería entender qué aportaba esta bebida a la candidatura. Nada, deduje finalmente.
No es la primera vez que en este blog se habla de Japón, de la humilde actitud de la ciudadanía japonesa y la filosofía de aceptación silenciosa ante las vicisitudes cotidianas o catastróficas. De la admiración que produjo su respuesta ante un devastador terremoto y posterior tsunami de las que deberíamos haber aprendido algunas Lecciones de Fukushima. Sobre la entrega, el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la puntualidad, la innovación puntera, por ejemplo. “La excelencia, la amistad y el respeto”, dijeron ellos. “Elegirán a un país apasionado, orgulloso…” -añadieron- donde además de leyes acordes, tenemos una cultura cívica de “juego limpio” que se inculca en las escuelas. Para colmo, aseguraron que si alguien pierde un objeto, incluso dinero en efectivo, cualquier ciudadano japonés lo entregará en la comisaría más cercana. ¿Podríamos competir con eso en la actualidad? NO.
El vídeo español fue, de una parte, una exhibición de nombres relevantes y ganadores que han llegado a serlo, en muchos casos, gracias a su esfuerzo personal y, de otra parte, la repetición de que estábamos preparados (ready) mientras se mostraban imágenes festivas de una multitud apiñada abrazándose entre banderas y muchos fuegos artificiales. Es decir, fiesta y tópicos. Muchas preguntas y una afirmación:»Madrid tiene sentido», pero esa respuesta la daría el COI poco después.
El vídeo japonés nos cuenta, en distintos fragmentos, una hermosa historia de esfuerzo, generosidad, ayuda mutua, inspiración, trasmisión de valores deportivos de persona a persona, de generación en generación, de corazón a corazón y, como nexo entre fotogramas, la imagen y el sonido de un latido, emocional y humano. Muchas respuestas con sentido común.
Otra representante japonesa nos puso al día de la tradición: “Les daremos una bienvenida única. Se resume en una palabra: “OMOTENASHI”, que es un sentido profundo de la hospitalidad generosa y desinteresada que se remonta a la época de nuestros ancestros y que sigue instalada en la cultura ultramoderna de Japón. Eso explica por qué los japoneses cuidan tanto los unos de los otros al igual que cuidan de sus invitados.”
En resumen, yo que soy madrileña de nacimiento y adoro mi ciudad. Española por los cuatro costados (islas incluidas), si hubiera tenido voto esa tarde, no sé si se lo hubiera dado a Tokio. Si así estaba yo, los asistentes no españoles aún lo tenían más fácil. La razón: fueron los mejores.
Creo, como Lorenzo Silva dice en su blog, que “ Lo que como madrileño espero es que mi ciudad no se deje abatir.” Y que “ No caben victimismos, sino asumir que algo se ha hecho mal, o muy mal.” También creo que para vender valores sólidos hay que conseguir primero que fragüen profundamente en la sociedad, recuperar nuestras tradiciones y sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
Y aunque alguien no lo recuerde, un español de bien sabe reconocer cuando un adversario ha jugado mejor sus cartas y aprender de él si es necesario.
La idea en la que nos debemos centrar nos la dejó, curiosamente, la primera representante japonesa en su discurso:
“Lo importante no es lo que perdimos, es lo que tenemos.” Mami Shato
Y tenemos muchas cosas buenas que ofrecer, porque también la ciudadanía española es sufrida, generosa, hospitalaria y sabe afrontar retos y adversidades cuando se pone a trabajar con coraje, unidad, decisión y orgullo de un linaje y una cultura que asombró y asombra , aún hoy,a quienes nos visitan.
Os dejo el enlace a la presentación japonesa completa, el vídeo tiene en el minuto 7’ la presentación de Mami Shato, en el minuto 9’ la primera parte de la historia y la segunda en el minuto 38’.
También os dejo el vídeo de la presentación española entera, la primera parte del vídeo está en el minuto 38’, la segunda en el minuto 42:30’.
Y os los dejo porque lo importante no es lo que yo u otro piense, opine o diga, es que cada uno, con conocimiento de lo presentado, saque sus propias conclusiones y empecemos a pensar en positivo.
Luisa Núñez.
CEO del Portal Canal Literatura.
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de Comunicación.
Me quedo con lo de que tenemos mucho que aprender y que, para aprender, nada como la humildad, la modestia. Por lo demás, te suscribo.
Los días antes de que se celebrara la votación, al menos en los medios de comunicación que yo escuché, te llegaba claramente «somos favoritos». A mi alrededor la gente opinaba igual. Pensé : «siempre somos favoritos y luego…». El día de la votación, a media mañana, me encontré lo que comentaban algunos periódicos de distintos países europeos. Resumiendo, no se confiaba en España por esto y por aquello. Entonces tuve claro que no ganaríamos. Sin embargo toda esa información, a la que al igual que yo accedí a través de un medio público debió de acceder muchísima gente, no se tuvo en cuenta a la hora de ser realistas y dejar de vivir en nuestra burbuja. Para colmo me cansé de escuchar que Tokio no sería nuestro rival por sus problemas con la radiactividad. En fin, que las cosas son como son y no como las queremos ver.
Un abrazo fuerte, Luisa.
Luisa, tu análisis y tus opiniones están llenos de sensibilidad y sentido común.
Debemos empezar por recuperar credibilidad, y eso no es posible si no volvemos a dar prioridad a los verdaderos valores humanos.
Un abrazo.
Los tres habéis señalado lo más importante. Thomás, nos queda mucho que aprender y además aceptarlo de buen grado, también suscribo tus palabras.
Lola, estoy de acuerdo, un optimismo que no tenía base real y merecerlo, pues es relativo. Hay que demostrarlo y hemos pecado un poquito de «estupendos».
Julia, sin valores firmes, no hay convicción que trasmitir. Gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo a los tres
Sé cómo quedo al decirlo a toro pasado, pero yo nunca tuve dudas de que las Olimpiadas se iban a celebrar en Tokio. Reconozco ante todo la capacidad de trabajo y de sacrificio de un pueblo único, en lo que seguramente, como habéis dicho por ahí, tendremos bastante que aprender.
Es simplificar mucho lo que voy a contar, pero siempre que se habla de Japón me viene a la cabeza el caso de un amigo (igual más de uno ya lo conoce) que dejó olvidada en el metro de Osaka una cámara de vídeo. Se lo comentó a su contacto allí y este le dijo con toda seguridad que aparecería.
Al poco tiempo el japonés lo llamó diciéndole que ya tenía el objeto en cuestión y que, como iba a viajar a Madrid en breve, allí se lo podía devolver. El final de la historia es lamentable: al japonés se lo robaron al desembarcar en tierras españolas.
Y otra anécdota:
Mi hija ha estado en Suecia este verano, en casa de una japonesa, y ella misma ha comprobado la frase que reproduce Luisa sobre el «sentido profundo de la hospitalidad generosa y desinteresada». Con deciros que la señora Fukino tomó sus vacaciones coincidiendo con mi hija para dedicarse por completo a ella…
En fin, estas cosas deben hacernos reflexionar, pero nunca desanirmarnos. Trabajo, honradez y juego limpio ganan por goleada a la simpatía y a la fiesta.
No pongo en duda que son muchos los españoles que reúnen esas características (también las de la simpatía y la capacidad de diversión, que no están reñidas con lo anterior), pero habrá que esforzarse un poco más.
Un abrazo a todos.
Buenas comparaciones Elena, ejemplo de lo mucho que tenemos que re-aprender de otras culturas sin necesidad de perder la nuestra que,por otra parte, ha sido también un ejemplo en otros tiempos.
Abrazos