Viuda. Por Espido Freire

Desde hace mucho tiempo siento que me importan cada vez menos los libros. No me refiero, obviamente, a mis libros como lectora: me moriría como una planta sin agua sin la lectura de los clásicos, de los nuevos, de los que anuncian maneras originales de afrontar historias. Sin embargo, como autora me preocupa cada vez más que la palabra y las tramas se transmitan de otra manera.

Quien siente la literatura, y sabe que no sólo hablamos de páginas impresas, sino también de símbolos, de la herencia de otras mil historias antiguas, sabe que el libro no es sino un formato. Mi última obra, por ejemplo, ha sido un zapato basado en un cuento corto, con una bolsa en la que se imprimía el relato, por el que apostó la firma Sacha London. La ocurrencia que se originaba en mi Viuda se plasmaba de pronto en algo útil y bello, en la realidad de un tacón y una bolsa de fieltro, y en la voz que contaba lo escrito en un CD. Care Santos, otra autora valiente, ha publicado su primera novela con banda sonora. Los intentos de otros escritores por publicar no se limitan a un único formato.

Antes de la obligación de la lectura y la escritura, (uno de los grandes avances occidentales ha sido esa alfabetización) lo audiovisual, las historias narradas, las parábolas pegadas a la tierra servían para lo mismo que las grandes novelas hoy en día. No estoy segura de que se encontraran tan desencaminados. Por si acaso, hoy por hoy, sigo viendo narraciones en otros lugares, fuera de cárceles de papel y tinta.

Espido Freire

Fuente:ADN.es

Un comentario:

  1. Antes de escribir en las piedras, las pieles, los papiros, los códices, los libros, antes de todo eso y desde siempre, las historias nos han llegado en forma oral desde la infancia, animados, o no, por toda clase de ruidos y aspavientos de los cuentacuentos (madres, abuelos, profesores incluidos).
    El libro es sólo un formato más, hoy el más encumbrado quizá, pero la literatura y la palabra es más poderosa que sus soportes.
    De hecho los soportes no resisten el tiempo, las palabras, las historias, si. Si son buenas, claro. El marketing está también de paso por estos lares.
    Un saludo
    Brujapiruja

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