Hijo: me has visto en todos las parcelas,
no has cantado más dicha que la mía,
en Los engarces de Sabiduría (*)
me nombras, me promueves, me revelas.
Tus pies andando por las callejuelas
de Murcia, de Damasco y de Turquía
no buscaron jamás gloria vacía:
fuiste criatura de mi curatela.
Ha llegado tu hora, poeta amado,
tu verbo cristalino, esperanzado
florecerá en mi huerto y tendrá calma.
La luna siria te dirá el sendero
y más allá del cuerpo carcelero
hacia mi encuentro volará tu alma.
(*) Se refiere a Fusus al-Hikam (traducido como Los Engarces de Sabiduría o Los Engarces de la Sabiduría), una de las obras maestras de Ibn Arabi
¿Quién soy?
Fotografía a concurso en el Premio Especial Tras las huellas de Ibn Arabí