17 CENTÍMETROS. Por Aleqs Garrigóz

En el carnaval de la vida, la perfección pendular
que liberas de tus trusas.
Tu pene es para la gula; y en cada degustación
sonaría mi campanilla
anunciando en momento en que te endureces más
y extravías la mirada como epiléptico.
Así, amor entre el amor,
la vacuidad no existe. No existe Dios,
porque tú lo has remplazado.

Tu pene es la fortaleza en que me escodo;
sus venas atrabancan
linfas que doblegan al siervo ejemplar;
majestades de la carne en su punto.
El músculo expectante
colma el galardón de la bebida.

Renunciaría al mundo en el segundo preciso
en que, como una ola que revienta, tu juguete de hombre
regresa a su tersura igualmente amada
si no pudiéramos volver aeducar mi constricción
a tu placer del día.

No pienso ya, entonces, cuántos penes
(ninguno como el tuyo) me habré perdido
sólo por vivir. Por ti
la balanza de toda trayectoria posible
se inclina a tu centro,
única medida que absuelve esta codicia,
único bastón de mando,
maravilla de forma y de función.

Aleqs Garrigóz