¡Éste es el mar!
Aquí nació el corazón entre glosas y arrozales:
sus aguas rojas, sus mieles ávidas de laxitudes,
sus barcas parecidas a bravíos colmenares,
la mancha de sus olas expulsándose hacia el aire.
Venid a su puerta de poniente,
al cañaveral blanco de la vida
en un caudal de sueños aprestados
hacia el viaje de conquistas.
Cormoranes todos:
aquí el cuerpo se derrama en viento y vuelo
a los confines inconclusos de la tierra;
aquí nos hicimos agua y nos bebimos a la noche entera.
La turbia brújula marcó su ruta
y nuestras manos, la dirección correcta.
Alzad sobre los ojos
la vestimenta azulina,
el brebaje del paisaje,
y decidle al corazón:
¡Yo soy su navegante!
XXI
CREPITACIONES DE LA POESIA
Salvador Pliego
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