En tierras de Andalucía,
donde el sol reluce y baña
esos campos, latifundios
de olivos y tierras altas,
la primavera se esconde,
dejando en la madrugada,
un frescor a hierbabuena,
menta, canela y albahaca.
Los arroyos van bajando
por sus acequias más llanas,
y besan la agreste tierra
inundándola de savia.
Naranjos y limoneros
piden sedientos más agua,
mientras el Guadalquivir,
bajo el puente llora y canta,
provocando remolinos
con su lengua y con sus barbas.
¡Qué lejos quedó el Genil
y su Vega de Granada!
Con su cauce silencioso
y estrellas rompiendo el alba,
a Sevilla cruza en dos,
una mora, otra cristiana.
¡Qué hermosa eres tú, Sevilla!
¡qué maravilla, qué estampa!
Lo mismo cartaginesa,
fenicia, griega ó romana,
¡qué grande es tu señorío!
eres la novia de España.
La torre del Oro, observa
lo mismo que la Giralda,
las Goletas que hacia Cuba
con sus habaneras zarpan,
llevando el Tango Andaluz
a las orillas del Plata,
y nombrar en su recuerdo
la Frattola Veneciana.
¡Qué hermosa eres tú, Sevilla!
capital-reina de España.
Juan A Galisteo (Galeote)
del blog del autor
Premio Conil de la Frontera (Revista Azahar)