Podría inventar
brevísimas historias
de tres palabras:
arcoiris de sonidos,
semillas de yerbabuena,
aguanieve de menta
érase una vez
cuando todo terminó…
que comieron perdices
punto y final.
desilusión y desesperanza
podría herir un segundo
sin haber herido un primero
como quien muerde un minuto
en una noche de enero
contra el fuego recostado,
comiendo pan de centeno…
y gritar, podría gritar en silencio
en esta noche callada
la letra de un padrenuestro
con la música enlutada
Padre nuestro baja del cielo
que tus hijos están solos
en el reino del dinero…
… y hágase tu voluntad!
-susurra sin gana el clero
que los huesos ha partido
de nuestro santo cordero
y en la mesa del patrón
rebaña platos con celo-
Y perdona nuestras deudas
que sólo son de dinero
por la casa en que vivimos…
¡Perdona al pobre banquero!
que nosotros ya lo hacemos
por mantener nuestro techo
en este frágil presente
con el futuro en barbecho.
Hoy emigran nuestros hijos
llevándose nuestros nietos
mañana vendrán germanos
británicos o helvéticos
serán nietos europeos
mas no serán nietos nuestros
que harán más grandes los sueños
de otros más grandes abuelos
que nosotros no supimos
defender nuestros ancestros.
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