Lo único que quiero
es ayudarte a cambiar de residencia
porque creo que la que tienes no es segura;
si me dejas puedo empezar
por llevarme tu ansiedad
porque ocupa mucho espacio
y no te dejará lugar a vos,
o porque sé que te da de vez en cuando,
y hace que el miedo
y la sensación de necesitar
pero no saber qué o a quién
te tengan y te impidan salir
y acomodarte en una nueva casa
porque sientes que si pasaras a otro hogar
todo lo que tienes ahí
acabarías viendo la misma película de terror:
los recuerdos arrumbados,
algunos tan empolvados
que te causarían alergia y dolor de pecho
y otros tan viejos que ni siquieras sabías que los tienes
y les buscarías utilidad,
intentarías reciclarlos,
venderlos,
subastarlos
y al final serían tan inútiles
que mejor pensarías en sustituirlos
y eso significaría empezar a construirte de nuevo;
un beso de esa mujer
estorbando en la entrada
y uno mío queriendo entrar;
otro beso suyo
decorando la sala
con fotografías de las palabras
que más te duelen,
otro mío planeando cómo quitar
cada portaretrato y echarlo a la fogata
y sobre todo esperando en la banqueta
a que le abras en medio de esta tempestad
que ya inundó la calle,
mordiéndose la lengua para no confesar
que teme que en su intento
de tirar a su competencia en el fuego
se termine tirando él
o peor aún:
que te canses de todo y tú lo quemes.
Lo único que quiero
es ayudarte a que dejes de vivir
en esa mujer que es tu incómoda morada
o mejor a conseguirte una donde te acomodes;
uno no vive bajo el techo que lo cubre
sino bajo el techo por el que quisiera estar cubierto,
y ese es mi problema: puedo estar aquí pero eres masoquista,
vives en ella porque tú quisieras
que ella fuera tu casa
y que ella misma se decorara para tu estancia ahí,
aunque no te aguantara las tormentas como yo,
aunque seguido se te fuera la luz como no te pasaría si la casa fuera yo,
aunque ella se decorara tan mal que no supiera ni cubrirse una gotera
y yo fuera la casa más defectuosa del mundo,
pero te amara tanto que no pudieras ver mis goteras ni mis paredes cuarteadas.
Algún día vas a aprender sobre construcción sentimental
y sabrás que para vivir en el amor
no te hace falta una mansión que a la primera se te caiga
sino una casa, como yo, que sepa aguantar.
Cuando eso pase, para tu mala suerte,
tal vez este hogar ya tenga quien me acompañe a habitarlo.
Chalico
Hermoso poema y reconocible sentimiento. Me ha gustado..
Un abrazo.