(A mis hermanos)
Éramos de papel…
al empaparnos
se hacían transparentes los temores
y una mano cualquiera era capaz de rasgarnos por dentro.
Podían escribir sobre nosotros
un discurso de amor
o emborronarnos
con la tinta de todas las mentiras.
Éramos de papel porque teníamos la blancura en el cuerpo,
y un silencio nostálgico
colgado de una infancia de madera.
Así fuimos creciendo,
como páginas
que disuelven su voz entre los dedos,
apilados,
unidos,
sujetando ese peso que no pesa
cuando acunas en brazos kilogramos de ti.
Por eso no podemos escribir sin acabar dormidos
sobre la irrealidad que nos dibuja,
sin regresar al árbol del que fuimos arrancados de cuajo.
Éramos de papel,
como de músculo son ahora los bordes del poema
que nos vuelve a reunir.
Una textura inversa que no sabe de física,
pero que vuelve siempre y nos recuerda
que fuimos de verdad,
que nos leímos,
que aprendimos idiomas indirectos
para decirlo todo.
Y que también ahora,
cuando el tiempo ha dejado amarillas las palabras,
nos dejamos llevar en otros libros
para que todos sientan esa locura táctil,
la que se arruga ahora
en cómplice humedad con tu silencio.
Luis Oroz
Blog del autor
Bello poema porque me puedo identificar, en mi caso pienso que «ëramdos de papel», así frágiles, y por contraposición, así de fuertes.
Fue un verdadero gusto lerte
Betty
tan apurada, quise decir «éramos»