De qué hablarán los niños
cuando queden vacías las palabras,
cuando trasladen toda su importancia
a los libros de texto.
La primavera, el río,
la ballena, el murciélago,
la tortuga, el glaciar…
silencio en unos labios terriblemente áridos.
Porque el significado es sólo un lazo
que se anuda al origen de los términos
para que no se pierdan en el aire.
Y cuando no haya flores,
ni corrientes,
ni vuelos,
cuando el frío se sienta solamente
en algún frigorífico de una ciudad cualquiera,
se quedarán los niños sin razones
para aprender la vida.
Los idiomas del mundo se quedarán vacíos,
igual que las promesas en los labios de un muerto.
Cuando el tiempo desate
ese lazo precioso que nos une a las cosas,
los niños hablarán de lo pesado
que fue aprender el mundo
de memoria.
(Del poemario inédito «Un sueño en equlibrio» sobre el cambio climático)
Luis Oroz -jurado del VI certamen «Poemas sin Rostro 2010-2011
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