Desencanto*
Ni los ruiseñores ríen,
ni las nubes lloran,
ni el viento tiene memoria:
el mundo no siente.
Ni el río gime,
ni las fuentes silban
ni hay ninfas ni cupidos:
el mundo no habla.
Nos ha quedado un desierto,
el páramo corrosivo
de lo que siempre es;
y ahora estamos solos,
sin lo inefable,
sin fuego en el hogar;
valientes náufragos
del desencanto.
Paulo H. Plasencia
*Homenaje al naturalismo de «Alberto Caeiro», de Pessoa.
Andamos un tanto perdidos, sí, y a la deriva, faltos de poesía y autenticidad.
Hola, José, muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, estamos cada día más perdidos y en un cosmos que parece más y más diferente a nuestro hogar…y, a la vez, no deja de serlo. Es lo de Albert Camus: un mundo absurdo de partículas caótica donde nos sentimos extranjeros, aunque estemos en casa.
Un desencanto cantado con mucha frescura (y encanto). Se agradece. Enhorabuena.
Hola, Carmen. ¡Muchas gracias por tu comentario! No hay nada mejor que expresar un pensamiento filosófico (a veces, muy lúgubre y nihilista) por medio de la miel de la poesía. Ahí tenemos a Lucrecio y su poema, que es un canto a la mismísima realidad.