Desnuda me pareces una fortuna inmensa,
un sorbo de agua de clara, un puñado de sal,
en tu piel despojada la realidad comienza,
la célula embrionaria del espacio abismal.
El cuerno de la luna amarillento y triste
se adelgaza en las rejas para posarse en ti,
los grillos excitados van murmurando “existe”,
el más tibio rocío te quiere para sí.
Y mudos, ante eso, la piedra, el mar, el viento
se empecinan en verte, toleran el tormento
de una belleza pura sin llegar a entender…
entender que desnuda sois cristal delicado
que empaño con mi boca de amante acalorado,
que anillo con mis manos con miedo de romper.