Miro al frente y encuentro tu boca,
que sale en mi busca como una loba,
ávida de un placer indecente.
Esquivo el envite, bajo los ojos,
frustrado me sacudes con furia.
Busco ayuda entre la gente,
ojos ajenos que me ignoran.
¡Que tremenda soledad la compartida¡
Tu mano de hierro me atenaza,
me fija al suelo, raíz de nada,
pues nada brota de mi pecho,
el grito se ahoga en mi garganta
cuando el puñal atraviesa mi espalda.
El tiempo pasa y la soledad cambia
tu furia por esta cama.
Cambié tu cama por mi calma,
cambié mi vida por negarte un beso,
el beso de la muerte que, tú,
cada día me dabas.
Felisa Moreno Ortega
BLOG DE LA AUTORA
Impresionante…
es muy impresionante espero que algun dia usted gane un premio por este poema tan bello rspero que siga asi echele ganas
jorge luis constantino perez
tuxtla gutierrez chiapas miercoles 30 de septiembre del 2009 8:16 pm…………