Al mirarme en el espejo, no reconozco a esa mujer
que al despertar en su vida, creyó un día tener
emociones, sentimientos, un gran amor, placer
todos los sueños juntos, que todo en su vida, podría poseer.
La realidad del destino, muchas veces me golpeó
por sentimientos pasajeros, que mi alma transitó
por un amor muy profundo, que un gran dolor causó
fue cambiando el sentido de la vida, mi alma se endureció.
La sonrisa juvenil, poco a poco en rictus, se transformó
una amarga sonrisa, a causa del desamor
de fracasos muy sentidos, tristeza y mucho dolor
llora la imposibilidad, de conocer el verdadero amor.
El espejo me devuelve, gran tristeza en la mirada
un rostro envejecido, real palidez en la cara
nada se parece a la feliz jovencita, que al espejo se miraba
soñando con un amor, con ese ser, que dulcemente la amara.
Mirtha Rodríguez
Argentina