Desde que me recuerdo
en esta fábula de jugar nuestra vida
hago un vuelo sereno de mis noches
en el borde de tus labios.
Sé, que en el margen del delirio,
ella quiso ser nube y se lo dijo al viento,
como amantes encontrados en la carne,
sin castigo,
tanteando los límites de la palabra,
sin lágrimas,
contándole algún secreto…
Humana voz la del mar, la tierra,
el fuego ardiente que acaricia tus ojos,
el viento que te siente respirar.
Aliviada en sus mundos,
rodeada de esperanza
y abrazada a la brisa cálida
escribió su eterno secreto:
quiso ser nube con toda su plenitud.
*El título del poema es un verso de Gabriela Mistral
*Cuadro de Vladimir Volegov
Mónica López Bordón