Ayer mañana, en la cola del paro,
cosida a mi Currículum, mutilado y breve,
ya desprovisto de toda dignidad,
andaba yo fuera de lugar.
Los empleados arrastraban en ruinas
el hastío de las horas
en sus mesas numeradas de hermetismo,
ante sucesivos despropósitos.
Mi piel no encajaba en el ambiente,
toda mi yo lucía vulnerable.
Todavía no entiendo,
cómo no me detuvieron
por introducir material peligroso
sin declararlo previamente.
Dentro de mi bolso atesoraba, como siempre,
un buen libro de poemas.
Esta vez era de Raquel Lanseros.
Paquita Dipego