En la luna llena de mayo. Por José Mª. Araus

Contemplo con deleite esa melena

con la que el viento se ocupa voluptuoso,

Esa mirada azul con que tus ojos

azulean el mundo cuando miran

y los labios sangrientos, que a tu cara

dan fingido candor cuando sonríes.

El seno encantador, redondo y breve,

de hermosura graciosa y deslumbrante,

y ese cruce de piernas con que aplicas

el hierro al rojo vivo del deseo,

a cuanto incauto se acerca a tu figura.

Mas, recela, hermosa Eva y desconfía

pues frente a ti, bebiendo un cubalibre,

mirándote muy fijo, ávidamente,

he visto sonreír al hombre lobo.

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José M. Araus

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